Subraya que las gradas vacías son un desastre económico para la Segunda B
25 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.«Disfruto de mis nietos todo lo que no pude disfrutar de mis hijos». La reflexión es de José María Caneda, el que fuese vehemente presidente del Compostela. Ahora se toma la vida con tranquilidad, pero no pierde su discurso afilado.
—¿Ha cambiado mucho el fútbol?
—No. Lo que cambia es que cuanto más dinero ganan en el fútbol más agilipollados están. El ímpetu que tenía el Compos de Santos o de Vázquez no lo veo ahora en el Madrid o en el Barça. No hay velocidad, no hay nervio, no me gusta.
—Lo que sí han cambiado son los presidentes.
—Eso sí. Los presidentes de antes teníamos un deber con la prensa y los aficionados, el de compartir la actualidad del club, el de distraernos. Ahora está de moda no hablar nada. Hay presidentes que representan a dueños millonarios. Los periodistas vivían mejor antes. Había más informaciones, más berrinches... El dinero de las televisiones lo ha cambiado todo. El día que falte, esto revienta.
—Pero eso ya era así en su época. La televisión cubría la mayor parte del presupuesto.
—El cien por cien de la primera plantilla. Los demás ingresos eran para pagar el personal, el filial y la cantera. Yo creo que hay equipos, como el Eibar, que ahora ahorran. Otros, como el Madrid y el Barça, despilfarran. No entiendo las cesiones de Achraf y Reguilón. ¿Para qué quieren la cantera? O el Barça, que ficha un jugador de 150 millones y lo cedes. Pero luego viene otro entrenador y le vale.
—¿Tenía buena relación con aquellos presidentes?
—Sí, con todos. Lopera era singular. Gaspart también tenía sus cosas. Pero no eran mala gente.
—Usted le abrió las puertas del fútbol profesional a Fernando Vázquez. Entonces parecía una apuesta arriesgada.
—Sabía que era un tipo listo y cómo trabajaba en el Lalín. Para mí los entrenadores son una cuestión secundaria. Se hablaba del Deportivo de Arsenio, del Compos de Santos y el de Vázquez... En nuestro caso, trabajaban con los equipos que hicieron el gran Fidalgo y Caneda. Fidalgo era un fenómeno, un lince fichando, sabía compensar los equipos. Hoy los intermediarios y los directores deportivos suponen un gasto descomunal.
—¿Y el fichaje de José Ramón?
—Lo teníamos muy claro. Y desde el propio Deportivo nos decían que tenía más calidad que Fran, pero que era más irregular.
—¿Cómo recuerda aquellos derbis de los noventa en Primera?
—Lo primero, eran derbis de mucha cordialidad. Igual que con el Celta. Lógicamente, los que más recuerdo son el del 4-0, porque era el mejor Compos contra el mejor Dépor, y el del 2-6. Los jugadores del Dépor no tenían muchas ganas de Intertoto y los nuestros tenían prima por ganar. Vino Penev y me dijo: presi, si marco gol... Le dije que por cada gol, un millón. Y Sion me preguntó si era cierto. Y le dije que por cada gol que marcasen, dos millones. Él hizo tres de los seis del equipo.
—¿Cómo se presenta este derbi?
—Lo que digo para el derbi vale para la categoría. Si el Deportivo cree que va a ganar partidos con la gorra, se equivoca. Está claro que tiene futbolistas de más nivel, pero que no se descuiden. El Compos juega muy bien al fútbol, pero creo que le faltan veteranía y empaque físico.
—Un derbi sin público no tiene la misma pasión.
—Lamento muchísimo esta situación. No poder meter público en Segunda B es un desastre económico. Para el Compos es una ruina. Con los derbis casi podría cubrir su presupuesto y sin taquillas la historia es otra. Me pongo en la piel del actual presidente, Antonio Quinteiro, y hay que reconocerle la valentía, al margen de las discrepancias que pueda tener con él. Hay mucha gente que le da al pico y poca que se moje. Y él se moja.
—Sus cambios en algunas frases hechas son míticos. ¿Le molesta que le hablen de ello?
—No. Lo único que me molesta y que no consiento son los insultos. Con estas cosas, algunas son verdad y otras son inventadas. Y muchas veces la gente no se da cuenta de la retranca. ¿O es que entre la espalda y la pared no puede haber cualquier cosa?
«Acelera o de Hoekstra, Gudelj, Gorre e Ledezma»
Para que el Compos llegase a Primera tuvieron que alinearse muchos astros. Y no es exagerado decir que sin la intuición y la osadía de José María Caneda el club probablemente nunca hubiese alcanzado la cima.
Hace ya unos cuantos años este periodista coincidió con el presidente en San Lázaro, a última hora de la mañana, un jueves. «¿Sabes que o venres remata o prazo para fichar?», le preguntó. «Que non, que é o luns», respondió. Pero al añadirle que en la LFP habían confirmado que era el viernes, optó por llamar al gerente, José Fidalgo. Y de inmediato le dijo: «Ten razón Reigosa. Acelera o de Hoekstra, Gudelj, Gorre e Ledezma». Finalmente, llegaron los dos primeros.
En otra ocasión, en un viaje del equipo, tomando un café en Jerez, un alto dirigente de la empresa Dorna preguntó a los dos periodistas que acompañaban al equipo en el desplazamiento: «¿Cómo está Caneda? Cuando negociamos los derechos televisivos del fútbol había dos bloques, el de los que estaban con Polanco y el de los que iban con Asensio. Y él en medio. Acabó consiguiendo el noveno mejor contrato. No sé cómo».
Es el mismo Caneda que no dudó en poner las riendas del equipo en manos de Fernando Vázquez, que dio el salto directamente de Segunda B a Primera. El técnico de Castrofeito no se asustó, pero conocía la naturaleza del desafío. En aquel momento era profesor de inglés en un instituto y pidió unos meses sin sueldo, para allanar el regreso si los resultados no le acompañaban en la aventura. Pero ya no retornó a las aulas.
Sin duda, Caneda es uno de esos personajes irrepetibles, de los que jamás pasan inadvertidos. Cogió el equipo en Tercera, soñó con llevarlo a Primera y lo consiguió, aunque también hizo el camino de vuelta. Muchas veces se vio «entre la espalda y la pared» y acabó encontrando un comodín de escapada.