
Los lucenses, más superiores que nunca al rival en la serie y en sus anteriores duelos, se encontrará al Granada en la final por el ascenso
12 jun 2021 . Actualizado a las 23:16 h.Gran Río Breogán, gran afición, gran partido, gran rival... Y gran final. Seis años después, el conjunto lucense se clasifica para el pulso definitivo por el ascenso a la ACB. Solo un peldaño le separa ahora del Olimpo del baloncesto español, del que cayó hace un par de temporadas y en donde ansía reaparecer cuanto antes. Zanjada la eliminatoria de semifinales ante un aguerrido HLA Alicante, con un tercer partido menos agobiante de lo que se intuía, el punto de mira se sitúa en el Covirán Granada, que se cargó al Leyma Coruña. La clasificación de los andaluces, líderes en la segunda fase del campeonato, arrebata a los lucenses la ventaja en el factor cancha que habían tenido en las dos eliminatorias anteriores.
La exhibición de Kevin Larsen y la defensa de Sergi Quintela sobre el hasta entonces omnipresente Txemi Urtasun impulsaron al Breo en un primer cuarto que siguió un curso muy similar al del anterior asalto en el Pazo. Larsen se fue el banquillo poco después del ecuador con 12 puntos en su haber y ovacionado por su nuevo recital en el poste bajo, donde ejerció un dominio abrumador al que dio continuidad Seydou Aboubacar cuando entró en acción la segunda unidad. Y Sergi Quintela fue sustituido sin que Urtasun hubiera podido estrenar su cuadrícula. Con su convincente y esperanzadora salida los celestes tomaron la primera ventaja seria en el marcador (19-8) y generaron el primer momento de crisis en un Alicante incapaz de sacar tanta ventaja en los bloqueos directos como en el anterior desarrollo de la serie. Gracias también a esa inteligente y eficaz defensa, el Río Breogán disfrutaba de una jugosa renta al términó de la primera manga: 28-18.
Con Pitts y Urtasun sintiendo en todo momento el aliento de un defensor e incapaces siquiera de mirar el aro, el equipo alicantino se encomendó a Jonas Zohore, por dentro, y Noah Allen, en el perímetro -18 puntos al descanso-, para sacar tajada de los minutos de debilidad del cuadro local, que los sufrió por primera vez en el segundo cuarto. A un triple de Allen que comprimía al máximo el marcador (40-39) respondió Roope Ahonen con otro que espoleó al equipo en los últimos compases para no perder la iniciativa en el electrónico. Al descanso, las estadísticas confirmaban la clara superioridad del Breo en el rebote (25-11) y la necesidad de subir el porcentaje de acierto en los triples (27 %).
Los dos equipos reaparecieron tras el reposo con sus quintetos de salida y el mismo plan de partido, pero los acontecimientos fueron bien distintos. Pitts entró en acción y con tres triples liberados volvía a poner a su equipo por delante en el electrónico (58-59) después del 5-7 de los primeros instantes. Quedaban poco más de dos minutos para el final del cuarto y en el santuario celeste ya se empezaba a asumir otro final a cara o cruz.
Salvo Arco subió el telón del último período con un triple que neutralizó enseguida Pitts. Con el regreso de Larsen al parqué el Breogán ganó empaque. Pero más que la presencia del pívot danés, fue el paso al frente de jugadores como Kacinas, Sollazo y Erik Quintela, hasta entonces muy discretos, la razón que llevó a los celestes a cuidar la salud de su incondicional hinchada y evitar otro final de infarto. El partido fue muriendo con las bufandas al viento en la grada del Pazo y Epi llevando al banquillo a los jugadores con más galones pensando en ese pulso final por estar la próxima temporada en la mejor liga de Europa.
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