El mágico gol de Ronaldo al Compos cumple 25 años: «Flipé yo y flipamos todos»

DEPORTES

XOAN A. SOLER

El Ronaldo Nazario más salvaje en el Barça dejó su huella con una actuación memorable en el Vero Boquete-San Lázaro el 12 de octubre de 1996

12 oct 2021 . Actualizado a las 13:33 h.

Solo cuatro temporadas militó la SD Compostela en Primera División, pero su huella es inolvidable. No solo en Santiago. Fue un 12 de octubre hace 25 años cuando Ronaldo Nazario plasmó su mejor obra en la capital gallega y colocó al Estadio Verónica Boquete-San Lázaro en un lugar privilegiado del museo de la historia del fútbol.

«Flipé yo y flipamos todos», admite Manuel Mosquera, que vio el gol desde el banquillo mientras sus compañeros trataban de frenar impotentes a un futbolista que, con 20 años, era prácticamente una estampida. Tardó apenas nueve segundos en recorrer 50 metros, soportando agarrones y choques para levantar la cabeza y definir con facilidad cuando alcanzó el área.

«En el banquillo no podía aplaudir. En el momento estás fastidiado porque te han metido un gol. Nunca piensas que la jugada va a traspasar fronteras mundiales», añade sobre la gran obra de arte que O Fenómeno dejó en Galicia cuando los goles y regates no solían hacerse tan virales, en 1996.

«Es que lo pienso y creo que todos los jugadores que estaban en el campo hicieron bien su trabajo. No veo ningún fallo, trataron de pararlo de mil formas. Es que encima se mide a Chiba y José Ramón, que eran muy fuertes. Pero en ese momento, que aún no había sufrido lesiones, era casi imposible pararlo. Poco después contra el Valencia también metió un gol espectacular colándose entre dos defensas», añade el actual entrenador del Extremadura.

Para la historia quedó la imagen del entrenador del FC Barcelona, Bobby Robson, echándose las manos a la cabeza, incrédulo después de que su estrella dejase atrás a media plantilla del Compos y anotase el 0-3. Aquel día, como aquella temporada, Ronaldo Nazario fue incontrolable. Ni se cumpliera un minuto y forzó un gol en propia puerta de William, luego asistió a Giovanni y, además, firmó dos dianas. El partido concluyó 1-5.

Uno de los hombres que más empeño puso en frenarlo fue José Ramón González. Tras el choque entre Mauro y Passi que le deja el balón franco para iniciar la arrancada en el medio del campo, el centrocampista de Carreira intenta acudir al auxilio de Chiba, pero la velocidad y potencia del brasileño es demasiado para ellos. Cuando se interna en el área, José Ramón también asiste a la cobertura de William.

«Es una jugada que nos dejó bastante fastidiados porque nunca piensas que vaya a hacer algo así. Sale del medio del campo y unos por otros nadie es capaz de hacerle una falta o pararlo. Por fuerza y talento va escapándose de cada uno de nosotros. Yo lo cojo en el medio, le tapo el pasillo, pero cambia de ritmo y se va. Luego llega al área y creo que puedo llegar, pero de nuevo se escapa», relata José Ramón.

El ahora presidente del Real Valladolid era un verdadero portento físico antes de que las lesiones se cruzasen en su camino: «Es que lo tenía todo. En el primer metro era letal, se frenaba, volvía a arrancar y tenía una gran velocidad, habilidad, talento, fuerza... Hacía unas fintas tremendas. Lo comparaban con Romario, pero Romario era peligroso cerca del área, Ronaldo ya te la podía liar desde el centro del campo. Jugaba donde quería».

«Ahora piensas que es una jugada que quedó para la historia y que el partido quedó 1-5, no íbamos a ganar igual, pero en el momento me fastidió mucho. Mis compañeros decían que hacer falta, ¿pero cuándo? Era el mejor y en el mejor momento», justifica un futbolista que militó en el Compostela aquella y otras dos temporadas, además de en el Dépor y un curso en el Ourense.

«Bobby Robson se echó las manos a la cabeza, pero Fernando Vázquez no nos dijo nada. Contra un tío así poco podías hacer», recuerda José Ramón sobre la mágica temporada de Ronaldo en el Barça ya hace un cuarto de siglo. Anotó 47 goles, levantó los títulos de la Supercopa, la Copa del Rey y la Recopa y marcó a toda una generación.