
Terminó la Super Bowl y con ella la mayor liga del mundo, el partido de los 50 millones por anuncio, el de los 100 millones de espectadores (solo en Estados Unidos), el de las alitas de pollo y las pizzas, pero, y el partido, ¿qué tal fue?
Pues como suele pasar en las finales de cualquier deporte, el partido fue tenso, con errores, y con dos equipos en muchas fases del partido con más miedo a perder que ganas de ganar. Vamos, una final.
El partido empezó lento, con dos ataques, uno de cada equipo, que no pasaron del medio campo, con una sutil diferencia, Cincinnati se jugó a las primeras de cambio una cuarta y una que no logró, lo que dejó una inmejorable posición de campo para que los Rams anotasen el primer TD de la noche: recepción de Odell de 17 yardas y 7 arriba.
El partido seguía lento y no fue hasta mediado el segundo cuarto cuando los Rams, con otro pase de TD esta vez para el MVP de la noche, Kuup, se pondrían 13 arriba tras fallar el extra point. Los Bengals apretaron y un field goal de 29 yardas y un TD de Higgins en una jugada de fantasía, en la que el lanzador fue su runningback, dejaron el marcador al descanso en un apretadísimo 13-10.
El tercer cuarto fue de los Bengals y un TD de Higgins, en un pase de 75 yardas (en el que el propio Higgins hace una falta clamorosa que los árbitros deciden no pitar), y un field goal tras intercepción a Stafford, respondido por un paupérrimo field goal de los Rams, ponía el marcador en 16-20.
Y así entramos en el último cuarto. Una diferencia de menos de un TD entre equipos anunciaba que todo podía pasar y así fue, los Rams dirigieron una ofensiva cuasi perfecta que les llevó a red zone, y allí los árbitros, que hasta entonces y salvo en el fallo en la falta de Higgins pasaron desapercibidos, decidieron liarla. Cuatro faltas casi seguidas al borde de la end zone le dieron siete oportunidades a los Rams para anotar. Demasiadas para la defensa de Bengals. TD de Kuup y partido visto para sentencia. Si, alguno ahora me dirá que quedaba minuto y medio y dos tiempos muertos. Pero los Bengals pagaron la novatada y, con una defensa delante con ganas de demostrar por qué cobran los millones que cobran, y como si de un final de cuento se tratase, Aaron Donald, al que la línea de ataque de Benglas limitó sin muchos problemas durante todo el partido, rompió su bloqueo para cazar a Burrow en cuarta y una, sack y fin del partido.
Los Rams ganaron el partido y con él la justificación a su proyecto multimillonario. A pesar de ganar por un ridículo margen a unos Bengals que podían haber hecho más, ganaron. Poco importa ahora si fue por la inexperiencia de los Bengals, un terrible play call o una falta mal pitada. Porque, no lo olviden, lo que importa en las finales es ganar, y eso es exactamente lo que hicieron los Rams por 23-20, y el Vince Lombardi que se queda en Los Ángeles.
Así que, hasta que el año que viene, donde otro equipo pueda ser coronado, diremos aquello de: «El rey ha muerto, larga vida al rey».
Carlos Pastoriza, Charli, es el presidente del Meliora Towers