El Etihad desenmascaró el pulso entre Guardiola y Simeone

Ignacio Tylko COLPISA

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

El catalán asoció el término «prehistoria» al modelo del Atlético para justificar que el City solo tirase dos veces a puerta y el Cholo insistió en el lema «defender sin vergüenza» tras no pisar el área rival

06 abr 2022 . Actualizado a las 18:17 h.

Seguro que en las escuelas de entrenadores tomaron buena nota de lo ocurrido el martes en el Etihad y no pocos lo definirán como una enorme batalla táctica, pero para el aficionado medio el cacareado duelo de estilos entre el Manchester City y el Atlético fue un suplicio que no deja en muy buen lugar ni a Pep Guardiola, adalid del toque y la posesión, ni sobre todo al Cholo Simeone, emblema del resultadismo a partir de una defensa a ultranza y de vivir de los errores ajenos.

El debate maniqueo sobre lo que vale o no sirve en el fútbol se prolongará al menos una semana más, pero lo que sí ha hecho la resaca del primer asalto, resuelto con un gol de Kevin de Bryune tras un pase filtrado de Phil Foden en el único desajuste defensivo de los colchoneros, es desenmascarar al preparador catalán y al argentino, los mejor pagados del mundo. Acabado el choque, ambos se quitaron las caretas y evidenciaron que los piropos que se dedicaron en la previa eran más bien una pose.

No pasar apenas del centro del campo, convertir al portero rival en un espectador de lujo y obligar a que Antoine Griezmann o Marcos Llorente tuvieran que realizar esprints de casi 80 metros en las tentativas de contragolpe, atenta para un club como el Atlético. Por mucho que a su entrenador le guste el papel de secundario y que el City sea, a su juicio, «el mejor equipo del mundo», jugar con un portero, dos líneas de cinco y ningún delantero de referencia no cuadra con una plantilla a la que pertenecen Joao Félix o Griezmann.

Y disfrutar del 70,5 % de posesión de balón y dar 627 pases, pero tirar solo dos veces a puerta en 90 minutos, demuestra también que a los citizens les faltó profundidad, variantes, desequilibrio, rapidez e inspiración. «Si se valora el ataque coral, también hay que valorar la defensa fuerte y sin vergüenza», lanzó a modo de alegato el Cholo tras caer por la mínima. Insistió en ese lema de «defender sin vergüenza» que utiliza desde que su equipo tocó fondo ante el Levante mientras que Guardiola, de forma elegante, reprochó desde el otro bando el planteamiento de los colchoneros. «Intuíamos que jugarían 5-3-2, pero luego han ajustado y han puesto a Griezmann de extremo derecho y a Joao de extremo izquierdo y se han colocado con dos líneas de cinco. En la prehistoria, hoy y en 100.000 años, atacar contra cinco y cinco es muy difícil. No hay espacio», espetó el entrenador del City al acabar el encuentro.

Argumentos antagónicos

Un argumento que difiere de las flores que repartió el de Santpedor en la previa, cuando negó que los rojiblancos fuesen tan defensivos y alabó su virtud de adaptarse a varios escenarios. Y un término que ha sentado muy mal en la expedición madrileña. Koke lo aprovechó este miércoles para empezar a calentar el encuentro de vuelta. «Enamorado de tu historia desde la prehistoria. Orgulloso de ser del Atleti», escribió el capitán en las redes sociales. Por lo ajustado del resultado, el asunto cansino de los estilos y lo mucho que hay en juego, la vuelta se prevé de alta tensión, con llenazo en el Wanda.

Guardiola y el Cholo no pueden negar que están picados y que hablan idiomas antagónicos. Cuando De Bruyne descerrajó al Atlético, Pep no pudo disimularlo. Cerró los puños y arrojó una botella de agua con rabia. Sabe que en su sexta temporada en el City, un nuevo rico merced a los petrodólares de Abu Dabi, ya se le exige la Orejona. Dispone de una plantilla extraordinaria, pero su mejor registro fue la final del año pasado, perdida ante el Chelsea.

En sus tres años en el Bayern tampoco cumplió el objetivo y cayó siempre en semifinales, precisamente ante tres clubes españoles: Real Madrid (0-5 de global), Barcelona y el Atlético del Cholo en el 2016 (global de 2-2, asedio en Múnich y actuación colosal, más bien milagrosa, de Oblak). En el documental sobre el Cholo ya quedaron muy claras sus diferencias. Cuenta allí el propio Guardiola que el argentino le visitó en el Barça, analizó sus entrenamientos, y halagó sus virtudes para el dominio, el toque y la presión alta, pero añadió que él nunca lo haría en su equipo porque es una fórmula que no siente.