Ismael García, técnico asistente en el Galatasaray: «En Turquía se vive el fútbol con pasión en la victoria y la derrota»

DEPORTES

El entrenador ourensano comenzó su carrera en los banquillos de la mano de José Luis Oltra

10 oct 2023 . Actualizado a las 21:44 h.

En el fútbol de élite cada vez se utiliza más la definición de trotamundos y, para un gallego, lo de tener la maleta preparada no es un obstáculo insalvable. Es el preámbulo de la historia de Ismael García Gómez (Ourense, 1988). «A los 18 años salí de casa para irme a estudiar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en A Coruña. Por entonces aún regresaba los fines semana para jugar al fútbol, pero tuve claro que quería dedicarme a esto y las oportunidades me iban llevando más lejos».

Su formación académica fue paralela al esfuerzo para hacerse con todos los títulos de entrenador, hasta llegar al UEFA Pro. «Sabía que como jugador nunca sería profesional y tiré por otro camino», sentencia al recordar que en su año de prácticas pudo formar parte de la estructura del Dépor, donde permaneció unos años más: «Realicé distintas funciones, como asistente y entrenador en la academia y también como analista para José Luis Oltra».

Con el valenciano se embarcó rumbo a Mallorca, donde repitió tareas similares, antes de subir otro escalón que considera fundamental: «En el Murense de Preferente entrené a mi primer equipo sénior. Es una categoría que quizás no tenga mucho seguimiento, pero a mí me aportó muchas cosas a los 24 años, sin olvidar que logramos un pequeño milagro, al salvarnos después de estar a diez puntos de esa meta».

Fue la previa de otra aventura singular, al ligarse a la Fundación Real Madrid y sumarse a una escuela de tecnificación en Singapur: «Sentí que tocaba moverse. Lo de volver los fines de semana a Ourense se complicaba. Era una gran oportunidad, con el honor de ligarse a una de las grandes marcas del mundo del fútbol, conocer otra cultura y afianzar mi inglés, todo era positivo».

De hecho, al regresar a España, escribió otra línea valiosa en su currículo, al convertirse en el entrenador más joven de la Segunda B, con el Hospitalet: «Fue otra temporada muy enriquecedora, aunque fue una lástima que prescindieran de mí cuando aún estábamos en puesto de playout. Pero de eso también se aprende».

Londres fue la siguiente parada y una irrupción en el fútbol femenino, como asistente del Arsenal: «Inolvidable. Aunque perdimos la final de la FA Cup contra el Chelsea, ese partido en Wembley, con más de 45.000 personas, fue espectacular. Además, el año en Londres me sirvió para hacer muchos contactos que me han ayudado con posterioridad».

Después de un respiro en Galicia, integrado en el equipo de la secretaría técnica del Dépor, su siguiente paso lo llevó a la Súper Liga griega, como ayudante de Borja Jiménez en el Asteras Trípolis. Durante meses, entró en contacto con la familia Pozzo, dueños del Watford inglés, pero el descenso de este le abrió las puertas de Italia, en otro de sus clubes, el Udinese: «Elevamos otra vez el nivel, Rafa Monfort me facilitó mucho mi estancia y trabajé con Lucca Gotti y Gabriele Cioffi, dos entrenadores que siguen en la Serie A».

Y llegó entonces la llamada de Okan Buruk, para que lo acompañara en su nuevo proyecto en el Galatasaray: «Me hizo especial ilusión, porque era una ciudad que ya me encantó cuatro años antes cuando fui de vacaciones. Además, Okan es una leyenda en el fútbol turco. MVP de la final que le ganó el Galata al Madrid en la Súper Copa y también ganador como técnico de una Liga con el Basaksehir y una Copa con el Rizespor. Le gustó mi perfil y me integré como único extranjero del cuadro técnico».

El reto era arriesgado, porque el gigante de Estambul viene de su peor campaña en veinticinco años, terminando decimotercero. Después de siete jornadas comparte el liderato con el Adana Demirspor, al cual se medirá el próximo fin de semana. Ismael disfruta de la experiencia: «En Turquía se vive el fútbol con pasión en la victoria y en la derrota. Es increíble llegar al campo y ver a toda la gente que nos espera y el ambiente dentro es increíble».

En un vestuario dominado por el turco y el inglés como idiomas principales, el ourensano se suma a un núcleo hispanoamericano con nombres como Mata e Icardi, que se apoyan mucho en él: «Juanín fue de los últimos en llegar y resulta que hasta es de mi edad. Es un deportista muy cercano, pero también lo son los demás, aunque con los latinos hay un nexo especial, sin duda».