Arquitectos y capataces blancos

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AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

El compás de Kroos y el violín de Modric se imponen en el centro del campo del Real Madrid

17 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las claves de la victoria del Real Madrid estuvo en el centro del campo. En la sala de máquinas el conjunto de Ancelotti fue más consistente y más constante que el Barça, alrededor de la batuta de Kroos y la omnipresencia de Modric, capaz de aparecer por todas partes, recibir y darle salida al juego. El alemán y el croata se encargan de la arquitectura, pero también son capataces. Y si hace falta, Benzema baja unos metros y se suma a la causa.

En ese entramado está ganando cada vez más peso Valverde. Mientras que Kroos, Modric y eventualmente Benzema son especialistas en poner la pausa y procesar el juego, leerlo hasta encontrar el mejor pase o el mejor desmarque de algún compañero, el uruguayo es un agitador con metros por delante. Cuando conduce y tiene campo para galopar se convierte en una amenaza. Y sus incorporaciones desde la segunda línea son cada vez más peligrosas para el adversario, como se vio en el segundo gol. Sin balón es un centrocampista incansable. Con balón se convierte en un atacante más.

Para completar esa sala de máquinas ha entrado con buen pie Tchouameni. No es un medio centro de corte tan defensivo como su antecesor, Casemiro. Pero ayuda mucho en la recuperación y no se desentiende de la confección. De hecho, si las circunstancias lo permiten, le gusta avanzar metros y acercarse al área rival. Y es uno más de los que pueden dar el último pase. Al igual que Valverde, tiene vocación de todocampista de los que pueden ir de área a área, si bien con otro registro, en su caso más de potencia que de aceleración.

El compás de Kroos, el violín y la percusión de Modric, el despliegue físico y la velocidad de Valverde y la presencia imponente de Tchouameni mezclan bien. Se dejaron notar en el clásico ante un Barça que tuvo sus momentos. Pero su centro del campo no mostró la misma jerarquía. Y ni Raphinha ni Dembelé rompieron como cabía esperar por las bandas. Sí lo hizo Ansu Fati, el que más desordenó el entramado merengue en el tramo final del partido.

Kroos y Modric llevan años marcando los tiempos en el Real Madrid. Uno tiene ya 32 años y el otro 37, pero en lugar de acusar el desgaste parecen ganar poso cada curso que pasa.

No se desentienden cuando es el rival el que tiene el balón y toca ayudar en la recuperación. Y cada vez que reciben la pelota es raro que la pierdan. Parece fácil, pero no lo es.

El alemán renunció hace tiempo a la selección para administrar más los esfuerzos en la recta final de su carrera. Ante el Barça su despliegue físico fue incuestionable. En la jugada del primer gol rompió la presión azulgrana con su capacidad para avanzar y un pase al hueco cayéndose, a pesar de ser objeto de falta por Busquets.

Kroos no estará en Catar, pero sí Modric, y habrá que ver cuál es la factura física de un mundial antes de Navidades para el veterano croata. Mientras los dos tengan piernas, la cabeza está garantizada.