
Luís Campos comparte asesoría deportiva externa en el Celta y en el PSG. En Vigo, pese a los problemas deportivos, vive en una balneario, y en París, pese a las ingentes cantidades de dinero que maneja, afronta una pesadilla.
En el Celta, ni en los peores tiempos fue puesto en cuestión y toda su actividad pública se redujo a un par de visitas al palco y a una comparecencia de prensa que se celebró varios meses después de ser anunciado.
El PSG es su segunda casa. Aparece un día sí y otro también. Que si en el sorteo de Champions, que si en un partido, en el entrenamiento dándole un regalo a Messi... Una dedicación que no le aparta del foco de la responsabilidad. Porque muchos son los que le señalan como el causante de una mala planificación en una plantilla cargada de estrellas que no termina de ofrecer su mejor nivel.
Por eso Luís Campos parece otra persona en París. Si en Balaídos lo más histriónico que captaron las cámaras fue la celebración del triunfo ante el Betis, en Francia sale a lío por día. El último, saltar al campo para dirigir al equipo cuando el Lille mandaba en el marcador. El penúltimo sainete fue discutir en el vestuario con Neymar. En vista de los acontecimientos, quizás el ciudadano de Esposende estaría más tranquilo centrando sus desvelos en el equipo pequeño. El ogro galo amenaza con devorarle.