Comenzó el partido con los dos equipos explorándose, tanteándose, lo que propició la igualdad durante todo el primer cuarto. En el segundo período, los blaugranas supieron manejar mejor el balón y empezaron a encontrar esos tiros liberados que se antojaban claves, como así fueron, sobre todo a partir del saber crearse ventajas ofensivas.
Tras el descanso, cambió el guion, el ritmo y el plan del encuentro. Tavares impuso su juego desde la defensa, con sus 15 rebotes y 4 tapones, y desde el ataque, dominando con canastas fáciles y acudiendo continuamente a la línea de tiros libres para alcanzar los 20 puntos. Además, hubo un momento determinante con Sergio Rodríguez como principal protagonista. El Chacho se puso en «modo Partizán» anotando tres canastas seguidas con sus bombas y asistiendo a Tavares para que el caboverdiano realizase un mate. Ahí se produjo un punto de inflexión, con el Madrid cogiendo el timón de mando gracias a siete puntos de ventaja que en estas instancias y ante los blancos son muy difíciles de remontar.
En ese momento, Jasikevicius apostó por los riesgos defensivos y las nuevas rotaciones como última medida para darle la vuelta al marcador desfavorable. No obstante, en ese momento apareció el estrés debido a las prisas. Quisieron acercarse rápido al Madrid, demasiado condicionados por el reloj en contra, y abusaron del tiro de tres puntos.
Es cierto que en esa circunstancia no hubo únicamente responsabilidad de los blaugranas, sino también mucha culpa de los blancos, que realizaron una gran defensa exterior. Puntearon muchos de sus tiros y supieron perfilarse y empoderarse de tal forma que dirigían los ataques del Barcelona hacia Tavares, que gobernó la pintura gracias a su intimidación y su «facilidad» para rebotear y taponar.
En conclusión, el Real Madrid se ha impuesto de nuevo en un partido crucial gracias a tres cuestiones principales: la estudiada y gran defensa sobre Nikola Mirotic con hombres pequeños, el impacto en el juego de Tavares, tanto en defensa como en ataque, y la excelsa competitividad de sus veteranos. Sobre todo de un Sergio Rodríguez que cuando se pone en «modo Partizán» es muy difícil de parar.
Así, han logrado el billete para disputar una nueva final europea en donde deberán volver a poner a prueba el carácter de sus piezas más veteranas, tan determinante en los momentos clave de este tipo de partidos.