Alcaraz destroza a Medvedev y jugará la final de Wimbledon contra Djokovic

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TOBY MELVILLE | REUTERS

Con 20 años se reta de nuevo con su verdugo de Roland Garros tras una exhibición portentosa en Wimbledon aunando todos los recursos

15 jul 2023 . Actualizado a las 09:00 h.

La perfección en el tenis, en el deporte y en la vida, no existe. Como la felicidad, sería un ideal al que acercarse, del que disfrutar solo unos instantes. Pero mientras la lluvia empapaba Londres en una tarde de verano británico no tan atípica, Carlitos Alcaraz, un chaval de solo 20 años y dos meses, con tantas cosas por descubrir todavía, ofreció su versión sobre la perfección dentro de una pista de tenis. Quizá no lo hizo durante todo su partido de semifinales ante Daniil Medvedev, pero se acercó durante demasiados momentos.

Hasta ganar por 6-3, 6-3 y 6-3 en un partido al que solo le faltó la emoción del resultado. Porque venció por aplastamiento el tenista español, que añadió otro hito a la lista de prodigios con la que adorna su llegada a la aristocracia del tenis: después de ser el el tercer deportista más joven en toda la era abierta (desde 1968) en jugar la semifinal de tres grand slams diferentes, los tres últimos que disputó (campeón del US Open 2022, semifinalista de Roland Garros 2023 y aspirante a Wimbledon 2023), porque se perdió este año Australia por lesión.

Alcaraz jugó tan bien y de tan variadas maneras que el volcánico Medvedev no pudo ni enfadarse, solo dibujar la mueca de molestia que luce cuando siente impotencia. Su repertorio incluyó de todo: sus dejadas al borde de la imprudencia para disfrute de la gente, sus globos sobre los 198 centímetros de planta del rival, su servicio potente y variado como si fuera un especialista, sus sopapos de derecha y de revés desde el fondo de la pista, las voleas que acaricia como si acunase a un bebé... Y los restos. Wimbledon no es un torneo cualquiera, ni se juega en una superficie cualquiera. En la hierba no se trata de sacar, que también, sino de restar para fabricarse oportunidades que alteren el guion preestablecido. Y Alcaraz, volcándose sobre la bola entre confiado y valiente, desactivó de esa manera mil y un servicios del rival.

La exhibición de Alcaraz hace que la liturgia de la central de Wimbledon, donde el silencio permite escuchar el eco de los golpes en los muros de la pista, se transforme. Abundan los murmullos para acompañar sus golpes de genio. Con ese repertorio variado, que impide a Medvedev saber por dónde va a sacar el siguiente truco, se fabrica su primera oportunidad para romper el servicio del rival cuando manda por 4-3 en el primer set. El segundo lo convierte en un paseo maquillado en otro 6-3. Y en el tercero se enreda un poco, cede dos juegos al saque cuando lo tenía todo a su favor y celebra la victoria con otro 6-3.

El domingo le espera en la final Novak Djokovic, su verdugo de la penúltima ronda de Roland Garros, que ganó al italiano Jannik Sinner por 6-3, 6-4, 7-6(4). Entonces jugará algo más que una final, se enfrentará con los fantasmas de su derrumbe de París hace apenas un mes, cuando, según él mismo reconoció, la tensión de verse ante una leyenda a dos pasos del título se tradujo en una cascada de calambres paralizantes. Otro reto para Carlitos Alcaraz, el crío que persigue la perfección.

Alcaraz: «Para mí es un sueño poder jugar una final de Wimbledon»

Todavía sobre la pista, Carlos Alcaraz declaró en la entrevista posterior a su incontestable victoria ante Daniil Medvedev que todavía queda lugar para seguir soñando: «Es un sueño para mí poder jugar una final de Wimbledon, no me lo creo, voy a disfrutar este momento, hay que seguir soñando».

Respecto a su rival, Alcaraz destaca la categoría de Medvedev, que, según el tenista español, «te obliga a estar en tu mejor nivel»: «Con jugadores como él tienes que estar siempre muy concentrado. Daniil luchó hasta la última bola, es un gran jugador, tuve que mostrar mi mejor versión y ser agresivo, creo que esa fue la clave del partido».

El tenista español también señaló su confianza en sus posibilidades en la final: «¿Qué puedo decir? Va a ser muy, muy difícil. Lucharé, así soy yo. Voy a creer en mí mismo y en que puedo ganarle aquí. Está imbatido desde 2013 en esta pista y es un gran reto para mí, pero es un sueño desde que empecé a jugar al tenis estar aquí en una final».

«Los dos en buena forma»

El serbio Novak Djokovic, rival de Carlos Alcaraz en la final de Wimbledon, aseguró que es la final «más esperada» y la mejor que se podría presenciar. Djokovic se clasificó para la final tras derrotar a Jannik Sinner en tres sets. De una manera tan consistente como lo hizo su rival en el encuentro de ayer.

«Es la final más pronosticada desde el inicio del torneo, por la mayoría de la gente, por Alcaraz, por mí. Tras ver todo el torneo, creo que es la mejor final que podríamos tener. Los dos estamos en buena forma y jugando bien», razonó Djokovic en rueda de prensa.

El serbio, que jugará su novena final en Wimbledon y número 35 de un grand slam, no dudó en alabar al tenista español, destacando su consistencia y capacidad de adaptación.