Jorge Vilda: cómo tomar la decisión de sacar a la mejor jugadora del mundo en una semifinal del mundial

Iyán Iván Baragaño

DEPORTES

AMANDA PEROBELLI | REUTERS

15 ago 2023 . Actualizado a las 14:00 h.

Hay un término que debería recoger la Real Academia de la Lengua, pues define un comportamiento habitual en el ser humano. La palabra a la que me refiero es “posdecir” y podría definirse como la justificación de las acciones pasadas una vez son conocidos los resultados de estas. Quizás algún lector piense que estoy “posdiciendo” pero quiero que sepa que las líneas que escribo a continuación ya estaban esbozadas antes del final de este histórico partido. Suya es la decisión de creerme o no.

Esta semifinal de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 será recordada siempre por los amantes del fútbol femenino. Un 15 de agosto, festivo nacional, histórico para este deporte y un entrenador que acaba de destrozar de un plumazo todas las posibles críticas con la decisión más valiente que se puede tomar: sacar del terreno de juego a la mejor jugadora del mundo ¿Qué pudo pasar por su cabeza para tomar esta decisión? Sólo el lo sabe. Yo solo daré mi punto de vista.

Si analizamos la primera parte del partido España fue muy fiel a su estilo. Posesión de balón y dominio posicional del juego, 81% de precisión en el pase frente a nada más y nada menos que la selección de Suecia, casi 100 pases en campo rival e incluso ganadora en los duelos individuales. Las posesiones de España tuvieron una duración promedio de 18 segundos (13 fue el promedio en el mundial 2019) frente a los 8 segundos de la selección sueca. A pesar de esto, pocas llegadas al área rival y ningún tiro a puerta en la primera parte. Faltó velocidad en la línea de ataque y en este tipo de partidos, este es un factor clave.

El comienzo de la segunda parte fue aún peor. El dominio de España desapareció. En los primeros 10 minutos España había dado 4 pases en campo rival. Sólo un 59% de precisión. Suecia adelantó su bloque y España no fue capaz de responder con su juego posicional característico. Pero supo responder desde el banquillo tomando quizás la decisión más arriesgada, pero justificada, que se podía tomar: sacar a Alexia Putellas del terreno de juego y apostar por la velocidad de Salma Paralluelo. En los siguientes 10 minutos España se adueñó de la posesión con un 73% (Suecia el 11% y el 16% restante en disputa) y jugó el 55% de sus pases en campo rival. El juego cambió y el control del partido se equilibró. Otros habrían apostado por mantener a la doble balón de oro en el partido (o no) pero, el hecho, es que la decisión fue otra y esto cambió el partido.

España traicionó a su estilo. Traicionó la búsqueda dominio del centro del campo por el juego directo a la espalda de las defensoras rivales. Cambió el juego combinativo por el juego directo y hasta Cata Coll pidió las asistencias médicas para parar el ritmo de las suecas tras el primer gol español. Pero esto es un mundial y nadie recordará esto. Lo único de lo que España se acordará es que un 15 de agosto de 2023 se hizo historia consiguiendo la clasificación para la primera final de la historia de un mundial absoluto femenino. Esperemos que el próximo domingo la historia continúe.