Jorge Prado: «Salté en la meta sin saber que era campeón»

DEPORTES

Juan Pablo Acevedo

«Me he sacado una espinita con mi familia, ahora parece que la mochila pesa menos», admite el lucense después de lograr un hito para el deporte español

19 sep 2023 . Actualizado a las 10:16 h.

Apenas ha tenido unas horas para digerir lo que ha hecho. El mejor piloto de motocrós del mundo se llama Jorge Prado García (Lugo, 2001). Nunca antes un español había llegado tan alto en este deporte. Él lo ha hecho con 22 años. Desde Maggiora, donde el domingo se garantizó el título de MXGP, Prado tomó ayer un avión hasta Roma, donde reside.

—¿Le ha dado tiempo a calibrar la dimensión de lo que ha hecho?

—El teléfono no ha parado. No sabía que el motocrós podía llegar a tanta gente. Me felicitaron deportistas de disciplinas que no controlo, que no he visto nunca. Es una pasada. Esto no tiene que ver con nada que haya vivido antes. Después de ganar hicimos una fiesta, pero la justa para que pudiera descansar algo. Al levantarme, me senté un par de minutos yo solo para intentar hacerme a la idea.

—La ventaja era amplia, pero Febvre la había acortado una semana antes en Turquía. ¿Sintió su presión, los viejos fantasmas?

—Si alguien tenía que meterme presión, era yo mismo. La llevé bien durante todo el fin de semana. Es verdad que antes de la primera manga me puse bastante nervioso. Una vez que me subí a la moto me relajé. Por mi cabeza ya solo pasaba ganar. Es increíble la capacidad de concentración que llegas a tener mientras compites. Puse todo lo que tenía.

—¿En qué momento de la carrera supo que, tras abandonar Febvre, iba a ser campeón?

—Cuando salté en meta, yo no sabía que era campeón, que había ganado el Mundial. Me di cuenta cuando vi a toda la gente saltando y a mi familia celebrando en la salida. Iba a tantas pulsaciones, estaba tan pendiente de llegar a la meta bien, que ni leí la pizarra de la última vuelta en la que habían escrito que era campeón del Mundo. Puede parecer increíble, pero no me enteré.

—¿No había visto en el «pit lane» que Febvre había abandonado ya en la séptima vuelta?

—No, no, tampoco. Yo de Febvre no sabía nada. Iba tan pendiente de tirar para adelante que no me fijé en nada ni en nadie más. Fue emocionante la forma en la que fui consciente de que había ganado, con mi familia y mis amigos.

—¿Siente que ha saldado esa deuda emocional con los suyos, que emigraron para que progresara en su carrera como piloto?

—Claro. Estos últimos años era una obsesión. Y me dolía. Estaba a punto, pero siempre me pasaba algo. Las lesiones, el covid, algunas situaciones que no estaban a mi alcance. Sufrí mucho. Lo único que pedía era no tener mala suerte. Me levantaba cada mañana solo para ser campeón del mundo. Era mi motivación. Hay muchos entrenamientos, muchos sacrificios detrás. Por eso ver cómo ha cuadrado todo al fin es increíble. Me he sacado una espinita, ¿sabes? Parece que ahora la mochila pesa menos.

—¿Siente, con este éxito, que al fin ha hecho las paces con la moto?

—El año pasado fue muy complicado. Durante esta pretemporada trabajamos mucho y la fuimos modificando. Llegué al punto de encontrarme cómodo. Pero eso no quiere decir que no se pueda mejorar más.

—¿Qué percibe que ha perfeccionado más como piloto desde que llegó a la élite?

—Mi punto fuerte ha sido la regularidad. He ganado muchísimas mangas. Después de todo lo que había sufrido, tenía claro al empezar esta temporada que tenía que ser consistente. No equivocarme. He sido el líder desde el primer día hasta el último.

—Y a los que le recuerdan la lesión de Tim Gajser, el que fue cinco veces campeón, ¿qué les dice?

—Que cuando estuvo Gajser, ahora al final, tampoco me ganó. El único rival que faltó fue él, todos los demás estuvieron siempre en pista. Se fueron cayendo cuando sintieron la presión. Yo no tengo la culpa de eso. Es muy difícil gestionarte sobre la moto y saber cuáles son tus límites. Y el mejor del 2023 he sido yo.

«Le pondré a la moto el número 1, me lo he ganado»

Al Campeonato del Mundo le resta una sola prueba, la que se disputará el próximo fin de semana en el circuito británico de Matterley Basin, y a la que Prado llegará ya como campeón. No será el final de la temporada para él, ya que los días 6, 7 y 8 de octubre representará a España en el Motocrós de las Naciones, que se disputará en la histórica pista francesa de Ernée, junto al vigués Rubén Fernández, quinto en el Mundial y visiblemente conmovido con el triunfo de Prado.

—Fue emocionante ver a su paisano y rival celebrar de esa manera su título.

—Sí, sí lo fue. Son muchas horas juntos desde pequeñitos. Ahora es cuando te das cuenta de que toda tu carrera es lo que te ha preparado para este momento. Desde los campeonatos de 65 cc que corría cuando era niño.

—¿Vendrá a Galicia a celebrarlo?

—Claro. No tengo fecha, pero en el parón, después del Motocrós de las Naciones, haré un hueco en la agenda para ir a casa.

—¿Y qué le apetecería hacer?

—Descansar. Mi vida es solo esto y voy a agradecerlo. La temporada ha sido durísima y habrá que pensar después en prepararse para la siguiente.

—Ahora que es el mejor del mundo, ¿dejará el dorsal 61?

—Sí, sí, ahora sí (risas). La temporada que viene me pondré el número 1. Soñaba con tenerlo, con verlo en mi moto. Pero quería ganármelo y ahora me lo he ganado.

—Ya es campeón y tiene toda una trayectoria por hacer.

—¡Es que tengo 22 años! Este es el inicio, me queda mucho por delante. Siento que tengo mucho margen de mejora todavía. Ya veremos hasta dónde llegamos.