Europa prolonga su dominio como local en la Ryder

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO REDACCIÓN / LA VOZ

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GUGLIELMO MANGIAPANE | REUTERS

El equipo del Viejo Continente sentencia gracias a los triunfos de Hovland, McIlroy y Hatton y los empates de Rahm y Fleetwood, frente a un equipo de Estados Unidos negado como visitante desde 1993

01 oct 2023 . Actualizado a las 17:33 h.

La Ryder Cup vuelve a Europa después de un fin de semana para la historia. El equipo del Viejo Continente sometió al de Estados Unidos del primer partido al último, hasta sentenciar este domingo la victoria después de las victorias de Viktor Hovland, Rory McIlroy, Tyrrell Hatton y los empates de Jon Rahm y Tommy Fleetwood. Cuatro puntos que bastaban para sentenciar en los individuales disputados en un abarrotado campo de Marco Simone, al noreste de Roma, después de la superioridad de los dos días anteriores en los partidos por parejas.

Estados Unidos, que a tenor del ránking mundial, o del número de grand slams, partía una vez más como favorito, vio como la fuerza del vestuario europeo y su unión como equipo, decidió en un recorrido técnico que primaba la precisión como el que albergó esta vez el dueno bienal. La racha de victorias como local del equipo europeo se estirará, al menos, hasta el 2027, desde aquella lejana derrota de 1993 en The Belfry (Inglaterra).

El domingo amaneció con un objetivo para Europa, sumar cuatro puntos en los 12 individuales, cuando la victoria vale un punto y el empate medio. Y el equipo capitaneado por Luke Donald, que situó fundamentalmente a sus jugadores más fuertes en los primeros partidos, comenzó puntuando con los grandes héroes de esta Ryder. Más rápido que ningún otro, como su ritmo de juego en el campo, fue Viktor Hovland, que sometió a Colin Morikawa. Al rato arañó un empate de descomunal valor Jon Rahm. ¿Por qué? Porque igualó ante el número uno mundial, Scottie Scheffler, el mazo con el que el capitán norteamericano, Zach Johnson, pretendía ganar el primer partido por el orden de salida e insuflar ánimos a un vestuario alicaído. La segunda victoria para Europa la anotó Rory McIlroy, un mazo durante todo el fin de semana, una pesadilla para un Sam Burns al que dominó desde el primer hoyo. Y el tercer triunfo llevó la firma de Tyrrell Hatton, en otro partido que jamás tuvo ni siquiera empatado frente a Brian Harman.

El duelo quedó entonces visto para sentencia con un empate. Con medio punto, la Ryder Cup volvería a Europa. Y eran varios los partidos dominados o asequibles para los jugadores de Donald. Antes habían ganado Patrick Cantlay a Justin Rose, Max Homa a Matt Fitzpatrick, y Brooks Koepka a Ludvig Aberg. Anecdótico.

Tommy Fleetwood, inabordable durante las dos primeras jornadas como fino jugador de foursomes (ganó tanto el viernes como el domingo formando tándem con Rory McIlroy) tuvo el honor de disfrutar del instante decisivo. Le faltó emoción porque la superioridad de Europa durante estos tres días resultó insultante. Como la suya. En el green del 16, conectó una salida soberbia, con dos putts para birdie y ganar el hoyo. Aseguró con el primero y el segundo putt ya no tuvo ni que hacerlo porque se lo concedió, elegante, Rickie Fowler. La Ryder volvía al Viejo Continente, porque Fleetwood ya tenía dos hoyos de ventaja con dos por disputar. Medio punto asegurado.

Al rato aseguró otro medio Shane Lowry, ya daba igual. La fiesta estaba en marcha desde un rato antes.