Djokovic se adjudicó en Turín su séptimo título del torneo de maestros. Es el primer jugador que lo consigue, y lo logró con una exhibición ante Sinner, el tenista que mejor ha jugado durante todo el torneo y con el que había perdido en la fase de grupos y que, ya clasificado para las semifinales, salvó la eliminación al serbio al ganar en un duro partido a Rune.
Ya en semifinales, Novak jugó mejor que en la fase de grupos, desarbolando a Alcaraz. Pero este domingo bordó el tenis. Hasta el 6-3 y 2-0 el serbio jugó a un nivel excepcional, con un saque demoledor, un resto agresivo y un ritmo de juego trepidante, tanto por la velocidad de sus golpes como por la colocación de los mismos. Rápido, llevando la iniciativa, Nole no le daba a Sinner ninguna oportunidad para mandar en el partido. En el segundo set se produjo la fase más igualada, con el italiano sacando mejor y con algunos errores del serbio que hicieron albergar alguna esperanza a los aficionados locales. Pero a pesar de que entre las muchas cualidades de Sinner está la de no rendirse, superar a Djokovic era misión imposible. El de Belgrado cambió la táctica empleada en la fase de grupos, se concentró al máximo en su saque (determinante en una pista tan rápida), y mantuvo un ritmo de golpeo siempre agresivo que le permitió llevar la iniciativa y desbordar al rival, provocando sus fallos. A pesar de la derrota, Sinner hizo un gran torneo y, lo que es muy importante, con una actitud de diez.
Con respecto a Djokovic, fue de menos a más a lo largo de la semana, pero acabó en una forma extraordinaria. Este domingo estuvo soberbio en todos los aspectos. Si acaso dos fallos de volea fáciles producto del exceso de confianza, pero sus estadísticas son demoledoras, fiel reflejo de un jugador que, con el historial que tiene, sigue con un hambre de triunfos fuera de lo normal, demostrando estar en una forma física como en los mejores tiempos de su carrera que, unido a un tenis completo, adaptándolo en cada momento a lo que necesita para superar a su rival. Hoy por hoy, es el número 1 indiscutible del tenis mundial.