Los Grizzlies y la NBA sufren las vicisitudes del díscolo Ja Morant

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Jayne Kamin-Oncea | REUTERS

Dice adiós al curso por lesión cuando recuperaba su nivel tras cumplir una sanción de 25 partidos por portar un arma de fuego

10 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El impacto de Ja Morant en los Memphis Grizzlies, un base con una capacidad atlética fuera de lo común que le permite jugar por encima del aro, fue inmediato. No hay más que ver los números de la franquicia antes de su llegada y después, con y sin el joven talento nacido en Carolina del Sur un 10 de agosto de 1999. Ayer se supo que se pierde lo que resta de temporada por una grave lesión en el hombro que le obligará a pasar por el quirófano.

Ja Morant fue elegido como el mejor novato en la campaña 2019/20 de la NBA, y como el jugador de más progresión en la 2021/22. En la siguiente llevó al equipo a un extraordinario balance de 51 victorias y 31 derrotas en la liga regular, solo superado en su conferencia por las 53-27 de los Nuggets de Denver, a la postre los campeones.

Su primer gran contrato

Esa trayectoria le valió a Morant para firmar un contrato multianual por casi 200 millones de dólares garantizados con la franquicia de Memphis, que podrían superar ese umbral con una serie de bonus por diferentes objetivos.

Hasta ahí, la pendiente ascendente de una de las figuras de la NBA. Porque, después de rozar el cielo, le ha tocado acercarse al infierno en más de una ocasión. Y en ese cambio entra un apego a las armas de fuego que le está saliendo caro.

El primer aviso llegó en mayo del pasado año. La emisión a través de Instagram de un vídeo del jugador en un club de estríperes con una pistola en la mano le costó una sanción de ocho partidos sin jugar en la NBA. Y no fueron más porque en la investigación no se pudo precisar si el arma era o no de su propiedad o si era él quien la había llevado.

El aviso sirvió de poco para el díscolo base. En verano, durante sus vacaciones, reincidió. Un amigo suyo subió a las redes un vídeo en el que se ve a Morant en un coche bailando al ritmo de hip-hop. Y, en una de esas secuencias, vuelve a portar un arma.

La NBA decidió intervenir y aparcar los paliativos. El comisionado Adam Sliver anunció una sanción de empleo y sueldo por los veinticinco primeros partidos de esta temporada, en los cuales los Grizzlies acusaron la baja y ganaron solo seis.

Desde la reaparición de Ja Morant, el balance es de seis victorias y tres derrotas para la franquicia de Tennessee, con el equipo remontando hacia zona de play offs. Pero vuelve a quedarse sin el base, esta vez por la grave lesión en el hombro.

Entró en el radar de la mejor competición del mundo por el apetito de un ojeador sagaz

Lo que ha conseguido Ja Morant en el baloncesto se lo ha ganado a pulso, y no lo ha tenido fácil, porque, cuando acabó su etapa en el instituto, nadie reparó en las cualidades que lo han llevado hasta la cima. De hecho, ninguna universidad fue en su busca, y lo que hizo, precisamente, fue buscarse la vida en uno de esos campeonatos para jugadores que terminan los estudios secundarios y quieren hacer carrera entre canastas. También ahí le tocó remar contra corriente, porque no fue seleccionado para los partidos de la pista principal, entre los mejores. Algo parecido a lo que sucede en el tenis.

Y de repente cambió su suerte, gracias a que a uno de los ojeadores de Murray State le entró apetito cuando estaba en la cancha central. Se acercó a buscar algo de comer y reparó en un base que le llamó la atención de inmediato. Se quedó un rato, siguió observándolo y no necesitó más para recomendarlo. En unos minutos vio lo que nadie antes en años, y tuvo claro que Ja Morant reunía condiciones para llegar muy lejos. En su primer año en la universidad promedió 12,7 puntos y 6,3 asistencias. En el siguiente, casi dobló las cifras, 24,5 y 10, y ya se presentó al draft. Los Memphis Grizzlies, que elegían en segundo lugar, no lo dejaron escapar. Si la cabeza no le falla y se recupera bien de la lesión, todavía tiene mucho que decir.