Carlos Sainz gana su cuarto Dakar a los 61 años

La Voz REDACCIÓN

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AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

El piloto español entra en el olimpo del automovilismo y es tetracampeón sin haber ganado ninguna de las doce etapas. La española Cristina Gutiérrez fue la ganadora de la categoría Challenger

19 ene 2024 . Actualizado a las 12:27 h.

El español Carlos Sainz alzó este viernes su cuarto Dakar en una jornada en la que se citó con el olimpo del automovilismo, ese que forman nombres como el alemán Michael Schumacher, el brasileño Ayrton Senna o el francés Stéphane Peterhansel, y se convirtió, más si cabe, en leyenda de este deporte.

Sainz y su infatigable compañero de sufrimiento, el catalán Lucas Cruz, copiloto del madrileño, hicieron historia al convertirse en los primeros corredores en convertir un coche híbrido en campeón del Dakar, un hito inimaginable a la altura de que un piloto de 61 años, como los que tiene Sainz, alce su cuarto Touareg, tal y como recoge Efe.

Lo hizo, además, con contundencia, pues tras la avería del francés Sébastien Loeb durante la jornada de este jueves, el español terminó la prueba con más de una hora y veinte minutos sobre el belga Guillaume de Mevius (Toyota), segundo clasificado por delante de Loeb, que acabó en el tercer escalón del podio.

A pesar de no ganar ninguna etapa, el piloto madrileño y el copiloto catalán se exhibieron durante buena parte del Dakar y, en las tres etapas más complicadas, fueron los grandes protagonistas. Quedaron segundos de una primera jornada llena de piedras y pinchazos, segundos en la sexta, una crono de 48 horas por el mayor desierto de arena del último y terceros en la penúltima, otra maratón de piedras en la que Sainz bajó el ritmo tras ver la avería de Loeb, consciente de que ya nadie podría acercarse a sus tiempos de la general.

«Estoy muy contento porque es una victoria un poco especial con este coche muy especial de un equipo increíble, Audi, que han hecho un vehículo totalmente diferente (eléctrico). Era difícil, pero hemos conseguido la victoria. Hemos tenido velocidad, buen ritmo, buena estrategia, un gran equipo, un gran copiloto... Lo hemos hecho todo bien. Ahora voy a disfrutar de la victoria, hay tiempo para reflexionar sobre el futuro», declaró Sainz tras llegar a línea de meta.

En la categoría Challenger —prototipos— en el Dakar, la española Cristina Gutiérrez alzó su primer título después de que una avería de Mitchell Guthrie (Taurus), líder al inicio de la general hasta este viernes, permitiera a la española arrebatar la primera plaza de la clasificación.

Las cinco claves del cuarto Dakar 

El español Carlos Sainz (Audi) consiguió su cuarto Dakar, una edición en la que no logró la victoria de ninguna de las doce etapas pero que, sin embargo, dominó de principio a fin, siendo líder durante toda la segunda semana. ¿Pero cuáles fueron las claves de su victoria?

1.- Dominio en las tres etapas clave del Dakar

Sainz llegaba con tres de las doce etapas subrayadas en rojo. Eran la primera, una jornada de piedras entre Al Ula y Al Henakiyah; la sexta, una etapa crono de 48 horas en la que los corredores se introducían en el desierto de dunas más grande del mundo, y la penúltima jornada, la de este pasado jueves, otra auténtica maratón de piedras antes de llegar a Yanbu.

Bordó las tres. El madrileño quedó segundo en la primera etapa, donde ya se distanció del catarí Nasser Al-Attiyah (Prodrive), campeón de las dos anteriores ediciones y su máximo rival. Sainz terminó a 1 minuto y 44 segundos del primero, el belga Guillaume de Mevius (Toyota), y aventajó en más de 12 minutos al sueco Mattias Ekström (Audi), en 20 al francés Sébastien Loeb (Prodrive), en 22 a Al-Attiyah y en casi media hora al francés Stéphane Peterhansel (Audi).

Esto le dio confianza a Sainz, que llegó a la crono de 48 horas, la etapa reina del Dakar, segundo en la general. En la primera jornada de los dos días que duró la etapa, Sainz sacó más de 25 minutos al catarí, una auténtica minutada que permitía al español ponerse líder provisional de la general. Por su parte, en el segundo día de la etapa, Sainz bajó el pistón y terminó segundo, a unos cinco minutos de Loeb, aunque el español había asestado un auténtico golpetazo en la general.

Y la último demostración de poder fue la vivida este pasado jueves, cuando Sainz lideró los primeros ocho tramos de la penúltima etapa, una empedrada jornada de 420 kilómetros en la que muchos de sus rivales tuvieron problemas mecánicos. Solo un pinchazo apeó a Sainz de la victoria en un día que certificó, aunque de panera virtual, su cuarto triunfo en el Dakar.

2.- Problemas de todos sus rivales

Toda la mala suerte que Sainz tuvo en ediciones pasadas, el español la tuvo de cara en este 2024. El madrileño no tuvo ningún problema mecánico, aunque sí varios pinchazos. Por contra, casi todos sus rivales tuvieron alguna avería mecánica o, directamente, destrozaron su coche. Es lo que le ocurrió al saudí Yazeed Al Rajhi (Toyota), quien estrelló su vehículo sobre las dunas en la sexta etapa justo cuando lideraba la general y no pudo volver a la carrera.

Al día siguiente, Al-Attiyah, que se había convertido en el máximo rival de Sainz tras la retirada de Al Rajhi, sufrió una avería mecánica que le hizo perder más de una hora con el coche de Audi, lo mismo que le pasó al sueco Mattias Ekström (Audi), que cuando estaba a veinte minutos del español estuvo varado durante más de dos horas, diciendo adiós a sus opciones de pelear por la general.

En la penúltima etapa, cuando Loeb estaba a solo 13 minutos de Sainz, el francés rompió la horquilla delantera de la suspensión, lo que acabó por tranquilizar al español en el camino por su cuarto Dakar.

3.- Penalización a Loeb

De cara a la sexta jornada, ningún corredor quería abrir pista en la etapa de 48 horas que se desarrollaba por el Empty Quarter, una de las partes más inhóspitas del desierto de arena más grande del mundo. Por ello, todos los pilotos perdieron algo de tiempo en la quinta etapa para no estar entre los primeros y quedar relegados a la décima o undécima posición, lo que les permitiría seguir las trazas de los de delante.

Lo hizo Sainz, que se quedó parado durante varios minutos para asegurarse que no sería el primero en cruzar la línea de meta y también Loeb, que en su afán de no ser primero no pasó por un waypoint, uno de los puntos por los que el Dakar cronometra a los pilotos, y recibió una penalización de quince minutos que le hubieran venido muy bien en la segunda semana de rali, cuando pugnaba con Sainz por el liderato.

4.- Nasser, a la suya, mientras Audi ayuda a Sainz

Si le hubieran venido bien esos quince minutos, mejor aún habría sido para Loeb la ayuda de Nasser Al-Attiyah. Sin embargo, el catarí prefirió no quedarse a ayudar a su compañero y marcharse tras retirarse de la etapa por segundo día consecutivo.

Sin duda, podría haber acompañado a Loeb en las tres últimas etapas, sobre todo este jueves, cuando Loeb hubo de esperar más de una hora a que un piloto chino con su mismo vehículo le diera unas herramientas que él no tenía para arreglar su suspensión y, posteriormente, llegó al campamento con tres de sus cuatro ruedas pinchadas, al quedarse sin neumáticos de repuesto. Al-Attiyah podría haber sido clave para haber desnivelado la pugna Loeb-Sainz del lado galo.

Si no existió ningún compañerismo entre Loeb y Nasser, todo lo contrario ocurrió entre Sainz y sus compañeros Mattias Ekström y Stéphane Peterhansel. Durante la segunda semana, ambos le abrieron el paso en muchas ocasiones y le ‘escoltaron' en otras con tal de que Sainz tuviera unas manos amigas con las que arreglar el coche en caso de cualquier problema.

En la antepenúltima etapa, por ejemplo, al madrileño no le quedaban ruedas de repuesto, pero sin embargo pinchó una tercera ocasión. Así, esperó siete minutos al sueco Ekström, quien le cedió dos ruedas para que no tuviera problemas para seguir como líder a su llegada a meta.

5.- Una gran estrategia

Jugar con la estrategia fue clave para el triunfo final del de Audi. No le salió la jugada en el prólogo, en el que quiso quedar entre la décima y la décimo quinta posición para salir el día siguiente con las trazas de los demás. Pero Sainz se pasó de frenada y paró demasiado, lo que le hizo salir más allá de la vigésima posición.

Aprendió de esa mala jugada en la quinta etapa, en la que se volvió a parar para no salir primero pero le salió mucho mejor. Mientras que Al-Attiyah abría pista por un desierto de dunas muy difícil en la navegación, Sainz salía a dos minutos del coche de delante, por lo que enseguida empezó a seguir trazadas y a copiar momentos de frenada para empezar a adelantar vehículos de cara a una etapa que terminó en exhibición.

Lo repitió para la penúltima etapa. El madrileño salió diez minutos por detrás de Loeb y seis minutos por delante de Ekström. En caso de avería del galo, lo sabría al momento, como así ocurrió, mientras que si necesitaba ruedas, solo tendría que esperar seis minutos a que llegara el sueco. Una estrategia que salió de diez para certificar el liderato de Sainz en la general.

Todo ello terminó por asegurar el cuarto Dakar de Sainz, un triunfo contundente, con más de una hora y veinte minutos del segundo, en el rey de los ralies.

Carlos Sainz, una ferocidad indomable a los 61 años

Con la ferocidad de las primeras veces y la meticulosidad que le da la veteranía, Carlos Sainz (Madrid, 1962) ve agrandado su palmarés con otro Dakar, el cuarto que logra, y marca un nuevo hito en su ya dilatada carrera en la que resaltan sus dos campeonatos del mundo de rallies, los cuatro Dakar y su tan mimado premio Príncipe de Asturias.

Este insaciable competidor que antes de llegar al automovilismo probó con el fútbol, el balonmano, el esquí, el motocros y el squash, disciplina de la que fue campeón de España en 1979, sigue acumulando nuevos récords que añadir a su colección, como el de ser, de nuevo, el más veterano en ganar el Dakar o el de convertirse en el primero en la historia en lograrlo con cuatro equipos distintos.

Más allá de legar a su hijo parte de su calidad como piloto, Sainz padre ya está con letras de oro entre las grandes figuras del deporte español, junto a Pau Gasol, Rafa Nadal, Miguel Induráin o Fernando Alonso.

Este padre de familia que ganó dos veces el campeonato mundial de ralis en 1990 y 1992 se reinventó cambiando de categoría y pasando al 'rali raid', descubriendo el Dakar en 2006. Apenas cuatro años después ya estaba ganándolo con Volkswagen y, desde entonces, ha vuelto a repetir triunfo en 2018, con un Peugeot; en 2020, con un Mini y ahora con un Audi, que, para más inri, es un coche híbrido.

Previamente, el madrileño había ganado el Mundial de ralis en dos ocasiones, en 1990 y 1992, en ambas como piloto oficial de Toyota, y fue subcampeón otras cuatro veces, dejando un saldo de 26 victorias y un total de 97 podios.

Lejos quedan sus amargas derrotas en 1995 y 1998, cuando perdió el campeonato mundial de ralis en la última etapa de ambos cursos, pues Sainz se ha ganado no ser recordado por su «trata de arrancarlo, Carlos, por Dios», de su entonces copiloto Carlos Moya, y sí por su calidad dentro de la pista y su infinita sala de trofeos.

Quienes trabajan a su lado destacan que más allá de su capacidad de trabajo, el madrileño es capaz de “explicar como nadie cualquier tipo de ruido”, además de hallar de manera rápida cuáles son las ventajas a exprimir y las desventajas que arreglar de un vehículo.

Inciden asimismo en que, a pesar de tener 61 años, parece como un buen vino, pues sigue moviendo una cantidad de vatios casi impensable para su edad: “En vez de llegar cansado al final de las carreras, es al revés, las termina de mejor forma y es donde más diferencias marca”, inciden quienes le conocen.

Nacido el 12 de abril de 1962 en Madrid, Sainz ya era el piloto más veterano en haber ganado el Dakar al hacerlo con 57 años en el 2020, pero este viernes asestó un nuevo registro, al conseguirlo de nuevo con 61 años.

Así, sus hazañas en los ralis (cuatro Dakar y dos mundiales de rali) solamente son comparables a las de los finlandeses Juha Kankkunen (4 mundiales y un Dakar) y Ari Vatanen (un mundial y 4 Dakar), aunque en números totales ya les ha superado.

Queda por ver cuál será su decisión, toda vez que este era el último año de contrato con Audi, pues la marca alemana se despedía del Dakar, centrándose a partir de ahora en entrar en la Formula Uno. Sainz podría retirarse en lo más alto o bien seguir coleccionando etapas y ralis en cualquier buen proyecto que se le presente para seguir mostrando que la edad es solo un número.

Haga lo que haga, el piloto español ya cuenta con otra hazaña que añadir a la lista, la de ser el primer piloto de la historia del Dakar en alzarse con la victoria general con un coche híbrido como el que pilota en Audi, un proyecto “muy valiente”, como él siempre ha reconocido, y que a pesar de que le ha costado más de dos años terminar de arrancar sin averías mecánicas, parece destinado a quedar para la posteridad.

Solo queda esperar, por tanto, a conocer la decisión sobre su futuro, aunque mientras seguirá ligado al motor, como siempre lo ha estado, asesorando a su hijo en cada carrera de Fórmula Uno. Preguntado hace apenas unos días si le gustaría que Carlos Sainz Jr siguiera su legado en el Dakar, comentó que «no necesariamente», aunque subrayó el pragmatismo de su hijo, uno más en esa saga que ya ha dado victorias de rali, del Dakar y también de la fórmula Uno. Sea con uno u otro, hay Sainz para rato.