El enorme portero eslovaco, maltratado por las lesiones y a la sombra de Rajkovic, emerge como héroe de la Copa y ya se centra en poder «terminar el trabajo» en La Cartuja.
28 feb 2024 . Actualizado a las 16:46 h.Además de venerar al Vasco Aguirre, el viejo sabio mexicano que maneja el escenario a partir de su sabia sonrisa sarcástica, y abrazar a Sergi Darder por ese último golpeo que bien vale una final de Copa, en la isla de Mallorca ha nacido un nuevo héroe. Se llama Dominik, se apellida Greif, es eslovaco, tiene 26 años y ha emergido desde la sombra para reivindicarse y alcanzar su mayor momento de gloria hasta la fecha. Largo y enjuto como si fuera un protagonista en las pinturas renacentistas de el Greco, el interminable guardameta de Bratislava frenó a la Real Sociedad igual que en cuartos hizo con el Girona.
Siempre tranquilo, frío y segurísimo en todas las intervenciones, blocando y sin dejar apenas opciones para segundas jugadas, Greif fue determinante al detener dos lanzamientos de penalti que silenciaron Anoeta, uno a Brais Méndez en los últimos compases del primer acto, y otro nada menos que a Mikel Oyarzabal en el inicio de la tanda que decidió el primer finalista de la Copa del Rey. Su 1,97 de estatura, sus brazos enormes y esas piernas que le permiten despegar, se hicieron impenetrables para los donostiarras.
Lo de Greif es una historia de paciencia y superación, la del clásico guardameta suplente que cuando actúa se siente amenazado por una espada de Damocles. Fichado del Slovan de Bratislava por tres millones de euros en el 2021, el portero más caro en la vida del Mallorca no pudo responder a las expectativas. Dicen quienes comparten vestuario con él que técnicamente es un portero magnífico, pero su camino se llenó de espinas.
Ya estuvo a punto de torcerse su fichaje porque el Slovan, donde disputó 132 partidos y conoció la internacionalidad absoluta con su país, intentó echarse atrás con el argumento de que uno de sus porteros se rompió el ligamento cruzado anterior. Luego, ya contratado, una lesión muscular le dejó casi inédito en pretemporada. Más tarde el Covid, después una grave dolencia de espalda. Todas estas trabas, más la llegada del serbio Predrag Rajkovic, le condenaron al ostracismo.
La persuasión del Vasco Aguirre
Deprimido por su situación, el pasado verano pidió salir. «No quiero pensar en una tercera temporada al margen, así que ya veremos. Tiene que haber algunas conversaciones con el club para cambiar mi situación. Creo que la única forma es encontrar un club en el que se me necesite más. Soy consciente de mi situación y ciertamente no me estoy adelantando», apuntó en una entrevista a un medio eslovaco. Javier Aguirre le persuadió para seguir y le convirtió en el portero de la Copa, donde ha actuado en seis de los siete partidos del Mallorca, ha encajado tres goles y ha blindado su portería en cuatro ocasiones.
Desde que acabó la semifinal, Greif asume falta un último esfuerzo, el más difícil, el de la final del 6 de abril en La Cartuja. Se inspira en el difunto Kobe Bryant, como dejó patente al compartir en su perfil de Instagram un vídeo del mítico escolta en las finales de la NBA en el 2009. «El trabajo aún no ha terminado», dijo el astro de los Lakers tras ponerse 2-0 sobre Orlando Magic.
Greif también se mira en el espejo de Rafa Nadal y de los valores que el tenista manacorense encarna. Tuvo el privilegio de conocerle hace apenas un mes. «Mi héroe de la infancia y de la edad adulta. Increíble momento para mí y un sueño hecho realidad poder conocer e intercambiar unas palabras con el maravilloso Rafa Nadal», confesó junto a una foto conjunta.