El belga aprovecha el error en el tramo final del italiano para ganar en una jornada de transición antes de las últimas etapas de montaña.
23 may 2024 . Actualizado a las 20:45 h.Placentero paseo para los favoritos por las llanuras del Véneto, tierras, desde luego, para disfrutar. Para amenizar el camino a Padua solo faltaron las canciones de Dino Zandegù, más que respetable corredor de la zona en los años 60 y principios de los 70.
Además de notable esprinter temido por su desconocimiento enciclopédico de en qué consiste el miedo, era famoso por interpretar canciones populares con su voz poderosa cuando el pelotón marchaba tranquilo, es decir, todo el rato hasta que conectaba la RAI. Cuando se encendía la luz roja de las cámaras, Zandegù se dejaba de bromas: ganó seis etapas del Giro, el Tour de Flandes y la Tirreno-Adriático, entre sus 39 victorias.
El Giro llegó a Padua y ganó Tim Merlier (Soudal), que hizo pagar a Jonathan Milan (Lidl-Trek) su error a un kilómetro de meta, cuando perdió de forma inexplicable la rueda de su «treno», de Teuns y Consonni, que le llevaban de forma perfecta. La maglia ciclamino se hizo un lío, tuvo que buscar el camino por sí mismo y cuando encontró el hueco no pudo con el belga, tan rápido como él y que le batió sobre la línea. Es su segundo triunfo de etapa, tras el de Fossano el tercer día.
Habría sido de mal gusto que no hubiera esprint en la ciudad de San Antonio. Porque en Padua la velocidad siempre ha gustado. Aquí se levantó el primer velódromo de Italia, en 1915, a donde se trasladaron las carreras que hasta entonces se disputaban en el Prato della Valle, la alucinante plaza elíptica del centro de la ciudad (la más grande de Europa solo por detrás de la Plaza Roja de Moscú), justo donde este jueves se situaba la meta. Había que hacer honor a la historia del lugar con una volata. El velódromo sigue en pie y es el estadio más antiguo de Italia. Está dedicado a la memoria de Giovanni Monti, piloto de hidroaviones e inolvidable futbolista del Padova, que murió ahogado en el lago de Garda en 1931.
La revancha, en Roma
Merlier impidió la victoria de Milan en una ciudad de entendidos. La pista siempre fue el fuerte del Ciclisti Padovani, el club local, del que salieron campeones olímpicos como Sergio Bianchetto, Giuseppe Beghetto y Leandro Faggin o mundiales como Giorgio Morbiato. También Silvio Martinello, excelente esprinter, magnífico lanzador de Mario Cipollini, campeón olímpico en Atlanta y seis maillots arcoíris en pista. Milan ganó el oro olímpico en Tokio y el mundial en Roubaix, así que este jueves estaba en casa, pero a veces salta el guion previsto. La revancha, el domingo en Roma.
La etapa pasó junto a Venecia y fue la clásica de transición sin las que no puede haber vueltas de tres semanas. Ya hay apuestas sobre si Pogacar acabará ganando el Giro con diez minutos de distancia. Tiene a Dani Martínez (Bora) a 7:42. Este sábado, los dos pasos por el Monte Gappa provocan pánico. Un día en que Zandegù no diría nada.