El sueño de Enmanuel Reyes Pla, ser campeón olímpico de boxeo en Roland Garros
DEPORTES
Enmanuel Reyes Pla, que huyó de Cuba y terminó de formarse como púgil en Galicia, asegura el bronce y peleará el domingo por una plaza en la final de la Suzanne-Lenglen del complejo de tenis
02 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Domina completamente la escena Enmanuel Reyes Pla, bajo los focos del Arena París Nord, un estadio efímero levantado para el boxeo durante los Juegos de París 2024 en el gigantesco centro de exposiciones de Villepinte, al norte de la capital, en el corazón de Seine-Saint-Denis. Reparte desde el centro del ring, con la posición ganada, y transmite una y otra vez, como un recado a los jueces, su convencimiento de que el triunfo es suyo. Y gesticula, se mueve y celebra los golpes. Solo en un instante casi tropieza y se escucha un suspiro. Consumidos los tres asaltos del pulso de cuartos de final de la prueba de 92 kilos, se declara otra vez ganador, ya antes de que se alce su brazo tras el resultado, ahora sí oficial, sobre el belga Victor Schelstraete por 5-0, por unanimidad. A continuación, nacido en La Habana en 1992 y afincado en A Coruña desde hace cinco años con su familia, se arranca con un imaginario capote y da una media verónica. Todo cabe en este deportista expansivo, locuaz y divertido. Que se bautizó El Profeta, se hizo creyente por su abuela y ahora se pasó del cristianismo al islam «porque en el fondo todo es lo mismo, con otras reglas». Si gana el domingo al azerbaiyano Loren Berto Alfonso Domínguez, todavía en el coqueto escenario montado en Seine-Saint-Denis, peleará la final el día 9 en el cuadrilátero que se levantará en la pista Suzanne-Lenglen de Roland Garros.
Enmanuel Reyes Pla lleva tres años justos esperando por este momento. Desde que, iracundo, se bajó del cuadrilátero en Tokio. Allí sintió que los jueces le habían robado el triunfo justo en la ronda de cuartos, la del acceso a las medallas, en la pelea con el cubano Julio César La Cruz —que al final se colgó el oro—, por el poder que tiene el país caribeño en los engranajes de este deporte y la polémica surgida tras su marcha de Cuba.
Desde entonces, Reyes Pla se obsesionó con el combate que asegura la medalla. El de este jueves. Entre A Coruña, bajo la tutela de los hermanos Planas y en Madrid gracias a las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento vinculado a la residencia Joaquín Blume.
La suya será la primera medalla olímpica del boxeo gallego en toda la historia. Y España retoma la cuenta que se había parado en Sídney 2000 con el bronce de Rafa Lozano, que ahora lidera su equipo de entrenadores en Madrid. Con el podio, cerrará una odisea Enmanuel Reyes Pla. Fugado de Cuba en el año 2016 para buscarse un porvenir mejor. Voló a Rusia, adonde encontró menos trabas para poder viajar. Y desde allí se desplazó a Austria, donde pidió asilo político antes de trasladarse a Alemania. Allí fue expulsado de vuelta a Austria, antes de conseguir finalmente salir del país rumbo a Galicia, donde se encuentra gran parte de su familia, con su padre como única conexión ahora con la isla.
«Mi familia está en Coruña apoyándome como siempre»
Desde París, a Enmanuel Reyes Pla recibe todo el apoyo de los suyos en Galicia. «Hablé por teléfono con mi familia, que está en Coruña, ahí apoyándome como siempre. Y espero que estén súper orgullosos de todo lo que estoy consiguiendo», explica el boxeador. Lleva unas zapatillas personalizadas, sobre las que escribió diferentes frases de contenido religioso. «Mi abuela, que era cristiana, me inculcó el cristianismo, y puse algunas frases para dedicarle las victorias a ella», añade el púgil.
Huido de Cuba, reitera una y otra vez su agradecimiento a su tierra de acogida. «Doy gracias a España, que me ha dado la oportunidad de estar en dos Juegos Olímpicos. Estoy súper contento de hacer historia para su boxeo, y espero que ahora mis compañeros logren más medallas», apunta sobre Rafa Lozano en 51 kilos, Ayoub Ghadfa Drissi El Aissaoui en más de 92 y José Quiles en 57. ?
En A Coruña los hermanos Playas y varios amigos y compañeros de entrenamientos siguen juntos por televisión el último combate antes del traslado a Roland Garros para una posible final. «Ahora vamos a por el oro y espero que cuando lo ganemos pongan una foto mía bien grande en Roland Garros. ¿Una estatua como a Nadal? Con una fotito ya me conformo para que todo el mundo la vea cuando pase», indica divertido.