Simone Biles triunfa tras alcanzar las mayores dificultades de una final emocionante y con mucho nivel en los Juegos de París
DEPORTES
Salgo ahora de la entrega de medallas de la final del concurso completo individual de gimnasia artística femenina en París. Ha ganado Simone Biles. Rebeca Andrade ha quedado segunda y Sunisa Lee, la campeona olímpica de Tokio, se ha llevado el bronce.
En salto, tanto Simone como Rebeca volaron alto y lejos tanto literalmente sobre el aparato como en la clasificación: Andrade con su salto cheng de manual y Biles con su salto epónimo biles II, el más difícil del código de puntuación actual.
Pero las cosas se igualaron bastante en la segunda rotación porque hay unas cuantas gimnastas mejores que Biles en las asimétricas y ella cedió con un fallo grave. Sin embargo, en barra de equilibrios, y a pesar de un par de movimientos inestables, no tuvo fallos graves y recuperó la primera posición, aunque a menos de dos décimas de Andrade. Además, en suelo tenía muchísimo margen de error por la dificultad que alcanza. Era muy poco probable que se le escapase el oro en suelo salvo auténtica debacle
Antes, la gimnasia se puntuaba sobre 10, pero hace casi 20 años que a una parte de ejecución, que sí se basa en el 10 y evalúa cómo lo hace la gimnasta, se le suma otra parte de dificultad. Al sumar esas dos notas, si alguien hace un ejercicio muy complejo y no lo ejecuta especialmente mal, le salen notas muy altas. Y Simone Biles tiene mucha dificultad en todos los aparatos, incluso en asimétricas, que es su tendón de Aquiles.
Simone es buenísima, por eso gana. Hace cosas muy vistosas y muy difíciles bastante bien ejecutadas, por eso tiene cierto margen de error. Pero las demás también son muy buenas. Eso al público le encanta. Hubo un tiempo en el que quizás a mucha gente le aburría que ganase siempre Simone Biles. A ese sector del público le gusta que estén más igualadas, que es lo que ha ocurrido hoy. A mí no me importa que Simone Biles lo gane todo, pero entiendo que una competición más apretada acerca más la gimnasia artística a la afición.
Buena parte del público se volcó con las estadounidenses, pero estamos en París y muchos franceses se emocionaron con Kaylia Nemour, que ha crecido en Francia, aunque luego tuvo problemas con la federación y aprovechó el pasaporte de su padre para nacionalizarse y competir por Argelia. Tiene muchísimos fans aquí y trataron de animarla para llegar al podio. Estuvo muy cerca.
Nemour es excepcional en asimétricas. Esta vez falló un poquito, pero hace un ejercicio tan difícil que tiene mucho margen de error y ella le aporta gran calidad técnica. Incluso con el pequeño fallo (en el que incurrió para evitar una caída) consiguió una nota que superó ampliamente los 15 puntos. Muchas sueñan por superar el 13,5. Además, con sus 17 años, hizo historia por realizar el ejercicio de mayor nota de dificultad de este ciclo olímpico: 7,2. Cada cuatro años cambia el código y realmente no se pueden comparar entre sí.
Simone Biles en suelo realizó el mejor ejercicio que le hemos visto sobre este aparato en estos Juegos. Su primera diagonal es un doble mortal atrás agrupado con triple pirueta: ella es la única mujer que se atreve con ello en estos momentos. Ya lo había hecho en Tokio, pero como luego se retiró de las finales no había tenido tanta repercusión hasta ahora.
Ha sido una final muy emocionante. El error de Biles en las asimétricas dejó más abierta la competición. Pero llevo un tiempo siguiendo a Simone: se la veía muy animada y, si todo le salía bien, tenía mucho margen para distanciarse de las demás, sobre todo en suelo. Rebeca Andrade lo hizo bastante bien, aunque se mostró un poco imprecisa en más ocasiones de lo que le convendría para asustar a Biles. Sunisa Lee, que buscaba revalidar su título, no tuvo fallos graves y quedó tercera en la batalla por el bronce, que creo que fue la más encarnizada. En general resultó un concurso completo muy emocionante y con bastante calidad.
Cristina Martínez Jiménez es divulgadora de gimnasia artística en Gimnastas.net