La lesión de Marín, el fiasco de Rahm o la caída del fútbol femenino alejó a la segunda delegación más numerosa en unos Juegos de la meta de 22 medallas de Barcelona 92
12 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Todavía con las maletas sin deshacer y con la adrenalina a flor de piel los atletas encaran ya la tercera y última fase de este París 2024. Y es que, tras la quinielas porras y pronósticos varios con los que se caldea el ambiente y el momento de la verdad que se desprende de la competición en sí misma, llega ahora el momento de balances y análisis con los que prolongar el sabor olímpico un poco más antes de los consabidos cuatro años de espera hasta Los Ángeles 2028.
En el caso de la nutrida delegación española, con 382 representantes, las dieciocho medallas cosechadas distan de las expectativas que medios de prestigio como L'Equipe elevaban por encima de las treinta. Tampoco se alcanzó el objetivo del COI de igualar el récord de Barcelona 92 y hay quien habla ya del suflé de las medallas.
Pero el deporte va de esto y es precisamente lo impredecible lo que hace que cada cuatro años países enteros contengan la respiración ante la actuación de los suyos. ¿Qué probabilidades había de que Carolina Marín se rompiese en plena faena dejando cojo al bádminton español?
¿Quién esperaba que Alexia Putellas fallase un penalti decisivo? y, sobre todo, ¿Quién osó aventurar que Rahm se hundiría irremediablemente en el hoyo?
Otra lectura
Son las sombras de los Juegos. La cara menos amable del deporte, esa que hace imprescindible estar hecho de otra pasta para aguantar el chaparrón. Más allá del dato, hay lecturas y matices que arrojan luz a la participación ibérica en los Juegos. Los deportes de equipo se han quitado el halo del mal fario, con el segundo oro de la historia olímpica en el caso de la selección masculina y el primero para el combinado de waterpolo femenino. Nada desdeñables tampoco la plata del equipo femenino de baloncesto 3x3 y el bronce de los Hispanos en balonmano.
Atletismo (con cuatro laureles, el que más medallas firmó), el piragüismo(tres medallas) tenis, yudo o boxeo han ejercido también de seguro en la cita olímpica. La vela, comandada por Botín y Trittel, continúa su reinado de oros (14), aunque en número le aventaja el piragüismo —veintitrés frente a veintidós—. Es el contrapunto. El vaso medio lleno, que se termina de copar al constatar que el número de diplomas (51) es, junto al de Atenas 2004, el más alto de la historia para España. Elevada cifra de casis como sinónimo de motivación. El sonido de la victoria, encarnado en la campana del Stade de France, se escucha cerca. España se quedó a cuatro metales de su particular campanada en París.