Rafa Nadal lo intentó ante Van de Zandschulp, pero no pudo

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

Jon Nazca | REUTERS

19 nov 2024 . Actualizado a las 20:44 h.

Ambiente excepcional con un público deseoso de la victoria del gran campeón español Rafa Nadal en el que podría ser su último partido profesional, pero no pudo ser.

Su rival sacó mejor que él, restó muy agresivo e impuso un ritmo al que Rafa le costaba aguantar.

El bajo porcentaje de primeros de Rafa posibilitó que perdiese la iniciativa con sus segundos saques. Por otra parte, Van de Zandschulp, salvo en que cometió varias dobles faltas, sacó muy bien, y sobre todo explotó el drive de Rafa, porque no consiguió en ningún momento restar con su derecha.

Hasta el 6-4 4-1, se percibió la superioridad del jugador de los Países Bajos, pero Rafa hasta el último momento intentó dar la vuelta a la marcha del partido: mejoró el servicio, aumentó su ritmo de juego y logró disponer de la posibilidad de empatar a 4, pero Botic Van de Zandschulp no le dio más opciones y cerró el que puede ser el último partido de Rafa.

En su excepcional trayectoria, Nadal ha conseguido muchas victorias épicas y ha dado la vuelta a partidos y situaciones que parecían imposibles, pero esta vez la lógica se impuso: con sus 38 años, meses sin competir y un cuerpo desgastado, lo normal era que un jugador que compite bien en estas pistas, muy agresivo y seguro de sus posibilidades, le superase. Desde el principio, a pesar de hacer tres dobles faltas seguidas, Van de Zandschulp impuso un ritmo de juego muy alto, que descubría la falta de la movilidad de antaño de Rafa y no le permitía tomar la iniciativa. Restó muy bien y castigó con su saque el drive de Nadal —que, falto de reflejos, no conseguía restarlo—, tuvo la tranquilidad de mantener la iniciativa y aguantar la reacción del español en los últimos juegos.

En definitiva, un excepcional ambiente con unos prolegómenos emotivos, con lágrimas de Rafa incluidas. Un ambiente que hace justicia a la formidable y ejemplar carrera profesional del mallorquín, que como siempre luchó hasta la última bola, aceptando la derrota con la deportividad de siempre.