Laporta abre una tregua, se abraza con Louzán, celebra la inscripción de Dani Olmo y justifica su actitud en Arabia Saudí: «El fútbol es pasión»
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El presidente del Barcelona tiende puentes con la Federación, ya con un discurso más institucional después de su espectáculo en la semifinal de la Supercopa
12 ene 2025 . Actualizado a las 11:32 h.En la terraza del hotel Marriott de Yeda se selló la tregua de la Supercopa, tras el tormentoso miércoles vivido en el estadio Rey Abdullah. Del show de Joan Laporta, con su corte de mangas, sus insultos a los directivos de la Federación Española y su tenso encuentro con el presidente de la RFEF, Rafael Louzán, que intentó luego no elevar la escalada de tensión, se pasó este sábado al respeto institucional y al abrazo de aprecio mutuo. La recepción en el centro de la ciudad no significa todavía la paz después del conflicto surgido a raíz de la cancelación de la licencia de Dani Olmo y Pau Víctor por parte de la Liga y respaldada por la RFEF, antes de que el CSD le concediese una suspensión cautelar para poder competir de forma provisional, pero frena la escalada de tensión.
La cortesía marcó el acto, con la presencia del cónsul español en Yeda, Sheikh Abdulilah Kaki, y Emilio Butragueño —ausente Florentino Pérez— en representación del Real Madrid. Laporta abrazó cordialmente a Louzán al comenzar la recepción, en el que hizo una mención contenida a la inscripción de Dani Olmo y lanzó un mensaje implícito sobre su actitud del miércoles pasado.
«La polémica de la inscripción de Dani Olmo ya está resuelta. Podíamos haber evitado que esto sucediera si se hubiera aplicado la normativa de forma correcta», insistió sobre el caso, pese a que juristas y clubes consideran un agravio comparativo la interpretación del CSD para concederle la licencia después de haber sido anulada con ese mismo club, el Barcelona.
Y continuó Laporta: «El fútbol son emociones, es pasión. Emociones, como la vida, es puro sentimiento», añadió en un mensaje que se interpretó como la justificación de su exaltado comportamiento durante la semifinal ante el Athletic.
El presidente del Barcelona apostó por la cortesía. «Para el Barcelona es un orgullo participar en la Supercopa». Laporta, en su habitual estilo, recordó que el Barcelona es el club con más títulos de la Supercopa, con 14, pero también elogió al Real Madrid. «Estamos muy orgullosos por liderar el palmarés. Este partido se vive en todo el mundo, somos los dos clubes con más seguidores en todo el mundo. Nos hemos enfrentado muchas veces con nuestro rival deportivo. Real Madrid y Barcelona hacen que estas finales sean especiales, independientemente del lugar donde se celebren», añadió.
Butragueño celebró el atractivo del partido, felicitó por participar al Mallorca y al Athletic y destacó la acogida que la afición saudí había proporcionado al equipo blanco.
El miércoles, la decisión del CSD, contrario a Tebas y a Louzán —aunque el dirigente gallego intenta tender puentes con el Gobierno— desencadenó un conflicto en el estadio Rey Abdullah.
El espectáculo de Laporta se desarrolló en tres actos, tal como explicaron testigos presenciales, que le achacan un excesivo estado de excitación. Como captaron varias cámaras, primero, celebró la noticia de la resolución del CSD a favor de sus intereses con un corte de mangas y los primeros exabruptos, ya en el estadio, pero el tema no pasó a más. A continuación, y ya en el palco, comenzó a proferir insultos, explícitamente dirigidos a la Federación, con alrededor de una docena de directivos presentes. Fue entonces cuando golpeó sillones y tildó de «cobardes», «sinvergüenzas» y otros insultos a las personas próximas. Por último, cuando Louzán llegó al palco —pues no estaba allí durante el anterior brote del presidente barcelonista, sino con los árbitros— y ambos se saludaron, mantuvo una postura entre desafiante y tensa, para escenificar su enfado con el presidente de la RFEF.
Louzán trató de que la situación se calmase, extrañado por el cambio de actitud de Laporta, que solo unos días antes, y ya después de que la Federación rechazase la inscripción de Olmo y Pau Víctor, había mantenido una conversación telefónica amistosa con él, el mismo tono que marcó sus relaciones siempre.
El presidente del Barcelona no fue el único que mostró una actitud violenta en el palco de Yeda. Testigos presenciales amplían ese comportamiento a gran parte de la representación culé, salvando, como excepciones, a unos educados Deco y Bojan Krkic.
Los hechos del miércoles abrieron una crisis. Dentro de la RFEF se empezó a estudiar la posibilidad de que se le abra un expediente que pudiera derivar en una sanción. Entienden que los hechos —corte de mangas, insultos reiterados y actitud agresiva— se produjeron durante una competición que organiza la federación, por lo que revisan los diferentes reglamentos que podrían dar encaje normativo a la apertura de un expediente y un posible castigo.
El nuevo frente abierto por Laporta supone un contratiempo para Louzán, que había conseguido el respaldo del Barcelona y de los avalistas catalanes a su candidatura. Además, el dirigente gallego pretende impulsar un mandato basado en consensos y no en conflictos, para «pacificar el fútbol español», tal como indicó a La Voz unos días antes de su elección como presidente.
Dentro de la RFEF esperan que Laporta, ya en frío, se disculpe por los insultos vertidos el miércoles antes del Barcelona-Athletic y que retome el clima de respeto institucional anterior. Su cordialidad de este sábado es un primer paso hacia la normalización de las relaciones y el regreso a la concordia entre el club culé y la federación.