
Avisaba Epi en la previa que quería que los jugadores dieran lo mejor, que dieran la cara por el club, pues eran muchas las voces de los seguidores que así lo pedíamos.
Se enfrentaban dos equipos con objetivos diametralmente opuestos. De partida, la no alineación de Heurtel hacía presagiar un encuentro con una dificultad mayor, pero, lejos de ello, se pudo ver uno de los mejores partidos colectivos en esta segunda vuelta.
El planteamiento táctico de Epi, con defensas alternativas de ajuste (que puso en muchas dificultades al Unicaja durante todo el encuentro) se vino abajo en el tercero y, sobre todo, en el último cuarto por las muchas faltas cometidas por los jugadores naranjas, que hicieron que los malagueños acabaran el encuentro con 29/33 en tiros libres.
Tapar las carencias defensivas individuales con esta disposición táctica zonal provoca, por momentos, que se pierda el control del rebote, al perder, asimismo, las referencias individuales (a pesar de que esta fue una faceta que acabó ganando al final del encuentro el Leyma y dio mucho rédito, sobre todo con jugadores como Núñez y Lundqvist, que tuvieron más continuidad de minutos aprovechando la ausencia de Heurtel). Un minuto de oro de Trey Thompkins (el mejor de los naranjas con 22 puntos y 9 rebotes), al inicio del tercer cuarto con 8 puntos consecutivos, permitió alcanzar la máxima diferencia en el marcador (+6) para el Leyma. Pero el problema es que hay que jugar en las dos partes de la pista, y dos regalos por parte de Brandon Taylor, en forma de faltas innecesarias, lo penalizaron más adelante, cuando más lo necesitaba el equipo
Se pedía dar la cara en una dificilísima pista y, a pesar de los muchos errores desde hace tiempo, muchas cosas buenas para poder llegar a falta de 2.30 para el final 104-100 . La pena es no poder competir así contra otros rivales de los llamados de su liga.