
El equipo de Borja Fernández confirma su ascenso y alcanza el nivel de la Segunda B en el que bajó la persiana el club histórico de la ciudad
21 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El 2014 fue un año negro para el fútbol ourensano. Después de superar las seis décadas de gestas y éxitos que incluso lo llevaron a brillar en la categoría de plata estatal, el Club Deportivo Ourense fue liquidado con un historial reiterativo de deudas y excesiva dependencia de las instituciones. Todo era oscuro en la grada de O Couto, donde los incondicionales del equipo más representativo de la provincia optaron por el borrón y cuenta nueva. En cuestión de semanas nació la Unión Deportiva Ourense.
Tocaba empezar desde el sótano del balompié gallego, la Tercera Autonómica, y la Segunda B —de la que disfrutaban en en el momento del crac— parecía muy lejana para la mayoría de los aficionados, que en todo caso no dudaron en acompañar a su nuevo plantel, el encargado de portar un legado que también defendieron exjugadores ourensanistas cuarentones como Ramón Dacosta, Víctor Arias, Adolfo, Chechu o Santi, entre otros. Otro histórico del fútbol local, Antonio Dacosta, se hizo con la batuta en esos primeros años, guiando al club a sus tres primeros ascensos. En Preferente, Fernando Currás —actual presidente— tomó el testigo en el banquillo. Subieron a Tercera de inmediato, pero la pandemia rompió muchos de sus planes y cayeron de nuevo a la categoría autonómica en el 2021.
Jorge De Dios se encargó de dirigir el nuevo ascenso a la ya renombrada Tercera Federación. Llegó después la primera promoción fallida a Segunda y otra con Borja Fernández, que se convirtió en nuevo entrenador en abril del pasado año.
El club sigue fiel al modelo de accionariado popular y los socios decidiendo por vía asamblearia en decisiones cruciales del club. Siguiendo el modelo del Unionistas de Salamanca, se han dado también pasos importantes para profesionalizar la estructura del club, incluyendo los entrenamientos matutinos y la confección de una plantilla que se fijó por objetivo el descenso directo.
Con Borja ya superó el pasado curso al Arousa en la promoción y cedió en el cruce frente al Gran Peña, entonces tercer filial céltico. El técnico condicionó su continuidad a la posibilidad de guiar un proyecto ambicioso y la meta de un nuevo ascenso —el sexto de la entidad— la cruzaron en A Grela, con tres semanas de antelación. Su solidez defensiva lo convirtió en el equipo menos goleado de la categoría y su meta Álex Cobo solo encajó 14 en los 28 duelos que disputó. Zagueros veteranos como Varo, Puime, Pol Bueso y Cabarcos se mezclan con otros de notable futuro como Labrada o Noel.
Parrilla y Champi son habituales en la sala de máquinas y los goles fueron tarea de Antón Guisande, Osian, Migui, Luismi o el veterano Gastón Cellerino, sin olvidar la magia de Justino Barbosa, futbolista desequilibrante y de los que alteran partidos.