El colectivo del Barcelona tapó lo individual del Real Madrid en la final de la Copa del Rey

Breogán Blanco

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

27 abr 2025 . Actualizado a las 01:36 h.

Obviando las polémicas arbitrales, si uno analiza la trayectoria de ambos conjuntos está temporada podríamos decir: Barcelona de autor, un equipo muy trabajado en presión alta e incluso renunciando en ocasiones a su amado ADN con transiciones vertiginosas mientras que el Madrid arrastra problemas crónicos en defensa, tanto en forma de lesión como tácticos, siendo incapaz Ancelotti de dotar a su escuadra de un plan sólido, también en ataque.

El partido comenzó como se esperaba, un Barsa atrevido y muy acertado con balón superando el 1-4-1-4-1 del entrenador italiano con suma facilidad, hundiendo en bloque bajo a los madridistas tras la continua presión desestructurada blanca. No obstante, el Real Madrid de Ancelotti ha basado parte de sus últimos éxitos en un bloque bajo sólido, salvaguardados por un gran Courtois y el factor diferencial de sus estrellas. Casualidades del destino, en la primera transición culé, liderada por el siempre genial Lamine Yamal, Pedri rubricó un gol de bandera.

Los blancos intentaron reaccionar, pero siendo honesto, más por el peso de la camiseta que por un plan previamente establecido. La única duda que le quedaba en el encuentro era si la entrada de Mbappé, mermado tras su lesión en Champions, aportaría factor diferencial.

La importancia de los automatismos en un plan colectivo prevalece sobre las individualidades, y ahí el equipo de Flick ganó por goleada, en donde el rendimiento grupal aumenta exponencialmente el rendimiento de sus jugadores.

Pero si algo nos ha enseñado el fútbol es que los jugadores, estando en la palestra, son los verdaderos protagonistas de este vibrante y precioso juego. La figura del (posiblemente) mejor jugador del mundo cambió el partido por completo, Mbappé se convirtió en protagonista, limpiando las jugadas y generando en cada acción e igualando un partido inimaginable media hora antes.

Sin embargo la lógica se impuso, y el plan de partido de un equipo con mayúsculas dominó colectivamente a otro que debe encajar sus piezas. Viva el fútbol (colectivo).