El análisis de Manuel Piñeiro: La calma de Scheffler bajo presión para ganar el Campeonato de la PGA
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El número uno mundial gestionó con sensatez y talento los momentos más delicados para imponerse en Quail Hollow
19 may 2025 . Actualizado a las 20:00 h.Scottie Scheffler es el jugador más regular, lo dicen el ránking, su presencia en lo alto de las clasificaciones semana tras semana y su capacidad para lidiar con situaciones delicadas. Por eso a nadie le extraña la tranquilidad con la que gestionó un buen rato de tensión durante la cuarta ronda del Campeonato de la PGA en Quail Hollow, en Charlotte (Carolina del Norte), hasta terminar ganando con tres golpes de ventaja sobre los segundos.
Cuando llegó a verse empatado provisionalmente con Jon Rahm, después de haber disputado nueve de los 18 últimos hoyos, Scheffler siguió a lo suyo. Sin aspavientos, sin urgencias, sin ocurrencias ni decisiones estratégicas arriesgadas. Y le funcionó. Del mismo modo que habían surgido algunos problemas, estos se esfumaron y ganó con solvencia y cierta tranquilidad durante los tres últimos hoyos, la famosa y temible Milla Verde de Quail Hollow.
Ganó el que mejor jugó, y quien actuó también con más naturalidad en un desenlace muy interesante en un campazo, uno de los grandes escenarios del golf en Estados Unidos, que dio mucho juego. Quail Hollow exigió lo mejor de los favoritos, un examen completo a sus recursos. Justo lo que necesitábamos ahora que solo disfrutamos de todos los mejores, de jugadores de los distintos bandos, PGA Tour y LIV, durante los cuatro grand slams.
Jon Rahm, que llegó a coliderar el torneo, demostró que sigue siendo un jugadorazo, aunque se mantenga la impresión de que la falta de competitividad de su día a día en el LIV le pueda afectar en determinados momentos de máxima exigencia en los grandes.
Entre las estrellas del circuito de capital árabe volvió a destacar Bryson DeChambeau, quizá el jugador del LIV que con más frecuencia y poderío destaca en los majors. En el debe, cabe anotarle un error. Quizá por el deseo de transmitir una imagen cercana después de haber abandonado el circuito de Estados Unidos, el tradicional PGA Tour, abusa de los gestos de complicidad con el público. Como si quisiese recuperar su aprobación. El sábado, en los últimos hoyos, cuando casi acariciaba el liderato, exageró en sus saludos al público en medio de su partida, hasta cometer un doble bogey en un instante clave que le hizo perder comba respecto a la cabeza.
Por último, McIlroy pudo acusar todos los compromisos que tuvo tras ganar el Masters y completar el Grand Slam. No estuvo a su nivel en ningún momento.