
El mediocentro del Porto marcó en siete de los últimos diez partidos de la liga lusa, deslumbró en el Mundial de Clubes y lo blindaron con 70 millones el día que cumplió 18 años
12 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Portugal lleva tiempo rendido a los malabarismos de Rodrigo Mora de Carvalho (Matosinhos, 2007), un mediocentro ofensivo que el Porto incorporó desde el Custóias siendo benjamín y que, recién cumplida la mayoría de edad, se ha convertido en una de las grandes sensaciones del fútbol mundial. Diestro, aunque suele manejarse a pierna cambiada, su virtuoso gol ante el Al Ahly, en el partido que cerró la participación de los lusos en el Mundial de Clubes, vino a coronar internacionalmente a la gran figura emergente del fútbol portugués.
Solo en la segunda vuelta, Rodrigo Mora marcó diez goles. Todavía era menor. Ningún sub-20 hizo esos números en ninguna de las siete grandes ligas europea. Ni siquiera Lamine Yamal. El 5 de mayo Mora cumplió los 18. Ese mismo día el Porto lo citó. Quería renovarlo y ponerle una cláusula de 100 millones. Tenía entonces contrato hasta el 2027. El club que preside André Villas-Boas, y que tiene a Andoni Zubizarreta en la dirección deportiva, consiguió extender el contrato de su perla por tres temporadas más. Pero, filosofía de su agente, Jorge Mendes, su precio de salida se quedó en los 70 millones.
Un récord de precocidad
El crecimiento de Mora en el Olival fue meteórico. Con el equipo sub-15 hizo 29 goles en 34 partidos. En el 2023 cerró la temporada como sub-17 con 16 goles, 13 asistencias, y un récord de precocidad. El filial tripeiro, que compite en la segunda portuguesa, lo hizo debutar en un partido contra el Tondela. Rodrigo tenía 15 años, ocho meses y diez días. Es el futbolista más joven en estrenarse en la historia del fútbol profesional portugués.
Aficionado al tenis, a la música de Bad Bunny y a comer francesinhas, su ídolo, Cristiano Ronaldo, debutó con el Sporting de Portugal casi cinco años antes de que Rodrigo naciera. «Se me dibuja una gran sonrisa en la cara cuando hablo de Mora. Es especial y va a marcar toda una época del fútbol portugués», dijo el seleccionador luso, Roberto Martínez, el día que lo citó con la absoluta. Como premio a su temporada, se lo llevó a la fase final de la Liga de Naciones. Estuvo en el banquillo en la final contra España. No debutó, pero Rodrigo Mora cumplió el sueño de estar sentado en el mismo vestuario que Cristiano, al que alabó tras recoger el trofeo de sus manos: «Me encanta su hambre. Lo ha ganado todo y siempre parece que empieza de cero».

Aunque hace casi dos meses que estrenó la mayoría de edad, Rodrigo Mora aún no ha tenido tiempo de preparar el examen de conducir. «Todavía no tiene carné, aún no se ha puesto con la teórica. Vania, su madre, lo lleva todos los días a entrenarse desde Matosinhos —donde sigue residiendo en la casa familiar— y luego lo va a recoger», contó antes del Mundial de Clubes su padre, Jose Manuel, un atacante zurdo que llegó a jugar en el Leixões y el Braga en la década de los 90. «De pequeño no le interesaban los dibujos animados, solo veía fútbol en la televisión. Tenía balones por todas partes. En el salón, el dormitorio, el jardín... Yo jugaba, pero nunca presioné a Rodrigo para que se dedicara al fútbol. Fue una cosa suya. Estoy sorprendido de lo rápido que le han ido las cosas».
En la lupa del Barça y del PSG
Con un peculiar pelo cobrizo, apenas 168 centímetros de estatura y el dorsal 86 a la espalda, su delicada técnica, la creatividad, su visión de juego y la habilidad para el desborde en el uno contra a uno son sus armas más preciadas. En el margen de mejora, su poca consistencia sin balón y la debilidad en los duelos.
No es ningún secreto que Mora está ya en el radar de clubes punteros. «Es un gran jugador. No voy a hablar del mercado de fichajes porque no es el momento adecuado, pero es fantástico ver a un chico tan joven asumir ese liderazgo», contestó Deco, director deportivo del Barça, cuando le preguntaron por su interés. A Rodrigo Mora lo ha relacionado también con un supuesto interés del PSG. «Si se da cuenta del fútbol que Dios le ha dado, puede llegar a lo más alto del fútbol europeo», pronosticó el que fue su técnico Vítor Bruno.