Tras ganar 23 títulos, la jugadora viveirense, ex del Burela, disfruta de otras prioridades en el modesto Vilalba FS
13 oct 2025 . Actualizado a las 10:21 h.De marcar goles decisivos para el Burela en el gran clásico del fútbol sala femenino a alentar a sus compañeras durante 40 minutos en el banquillo. De jugar 14 temporadas en Primera, las últimas 12 consecutivas, a defender con orgullo la camiseta del humilde Vilalba FS. La trayectoria de Lara Balseiro Candia (Viveiro, 1993) en el fútbol sala es un carrusel de emociones que ha decidido afrontar con una amplia sonrisa y una innegociable ética de trabajo. 23 títulos —14 nacionales y dos europeos— pertenecen a una mujer se siente líder en Segunda División.
—¿Fue una niña muy inquieta?
—Era muy activa. Me gustaba hacer de todo, me apuntaba a cualquier deporte: natación, cros, ciclismo... Y después empecé con el fútbol sala.
—¿Era lo que más le gustaba?
—Con la pelota socializaba más. Cuando empecé, eran todos niños, pero compartíamos más el día a día, trabajábamos en equipo. Sí, me gustaba más.
—Sería la única chica...
—Pues no. Toda mi infancia compartí los gustos futbolísticos con Paula Fraga, que también es de Celeiro. Las dos lo hacíamos bastante bien, aunque ella luego decidió ir por otro camino.
—¿Las aceptaban bien los chicos?
—Tuve bastante suerte. No sé si aquella época era mejor, pero nunca me dejaban la última al escoger para un partido, no me sentía desplazada. Mis amigos del colegio eran también mis compañeros de equipo, me sentía uno más.
—Con 15 años ya estaba en el Burela. ¿Cómo fue entrar en un vestuario ya con mujeres adultas?
—Cada día que iba a entrenar era como estar en una nube. Me sentí muy afortunada desde que llegué porque compartí mi día a día con las mejores jugadores de España y, después, del mundo. Cuando empecé no sabía ni que existía la Primera División femenina; yo quería ser como Ronaldinho, entonces no había referentes, no conocía mujeres futbolistas. Yo quería estar ahí ya no para competir en lo más alto, sino por compartir momentos y aprender de las mejores.
—Y al final ganó todos los títulos posibles, y varias veces.
—No es que presuma mucho de ello, pero es algo que no se me olvida. Cuando estás ahí, el objetivo es pelear por todo y conseguirlo es una satisfacción muy grande. Hay gente que le quita importancia porque hubo épocas en las que no tuve muchos minutos, pero siempre le di mucho valor a pertenecer a ese equipo porque no cualquiera podría hacerlo. Lo siento como mi mayor logro.
—Pero también marcó goles decisivos frente al Futsi. ¿Cómo llevaba mentalmente pasar de un rol al otro?
—No diría que fue fácil, cuando estás ahí siempre quieres participar, pero mi mentalidad siempre fue ayudar al equipo en todo lo que pudiese y cuando tocase. Si podía en los partidos, genial; y si consideraban que solo podía en los entrenamientos, también. Siempre me sentí preparada y pasaba los 40 minutos del partido dispuesta, aunque no sabía si iba a jugar o no. Alguna vez solo jugué los últimos 30 segundos con portera-jugadora, pero yo iba a los partidos mentalizada en que me podía tocar en cualquier momento y creo que, con esa mentalidad, contribuí. En muchos partidos importantes no jugué, pero en otros sí y también hice goles importantes que dieron títulos al Burela.
—Tras tantos años en Primera, ¿cómo encuentra la motivación para darlo todo en Segunda?
—No lo considero un paso atrás. Para mí, lo que era importante hace diez años ya no lo es. Ahora le doy valor a compartir vestuario con un grupo de amigas, a trabajar, pasarlo bien, estar en paz y sentir que puedo ayudar desde otro rol. Quizás ese rol que tenía de empaparme de mis compañeras en Burela ahora intento hacerlo al revés e inculcar a las chicas del Vilalba lo que aprendí de las mejores. Me sentía muy bien en aquella época en Burela, pero también ahora.
—Y no le va mal. 26 goles y a las puertas del ascenso a Primera.
—No era el objetivo, era el primer año del club en una competición nacional. Sabíamos que teníamos buenas jugadoras, pero no cómo íbamos a afrontar el primer año en Segunda. Lo hicimos muy bien, quedamos segundas en Liga regular y llegamos al último partido en la promoción, pero creo que lo mejor fue el grupo. Siempre estuvimos unidas, apretamos los dientes para sobreponernos a la mala suerte que tuvimos con las lesiones y esa fuerza nos hará seguir mejorando los próximos años.
—Desde la distancia, ¿cómo ha vivido la quiebra de Pescados Rubén y la desbandada en el equipo femenino del Burela?
—Me da muchísima pena porque Burela era un referente en el mundo entero. Jugadoras de Brasil querían venir aquí para estar en el mejor equipo del mundo, pero detrás de eso hay mucho trabajo y se necesitan patrocinadores importantes que lo sostengan. Entiendo que es una situación difícil, viene una época de transición y espero que lo hagan lo mejor posible. Ojalá que toda la gente que está trabajando allí lo devuelva pronto a lo más alto.
—Ha sido una mala noticia para el fútbol sala femenino. Hay progresos, pero parece que no termina de avanzar del todo, ¿no cree?
—Unir las palabras deporte y femenino aun resulta complicado en cuanto a visibilidad. Yo lo viví este año en Vilalba, que es un pueblo que se involucra muchísimo, pero cuando nos metíamos en play off vino gente de toda Galicia que veía fútbol sala por primera vez y nos decía que le gusta más que el fútbol porque es más dinámico, no da tiempo a aburrirse. Hay mucho desconocimiento, tenemos que seguir trabajando desde las redes sociales, los medios de comunicación... Está bien la línea que estamos siguiendo, pero queda mucho por trabajar.
En corto: «El 'flow natural' es vivir alegre y compartir la alegría»
También apasionada del fútbol femenino, Lara juega y vive bajo el mantra de «flow natural».
—Sigue muchísimo el deporte femenino en general, ¿no?
—Me crea mucha curiosidad todo. Hace cinco años, en el Mundial, vi jugar por primera vez a Jenni Hermoso y me enganché. Ahora sigo mucho el fútbol femenino. Conocí jugadoras de baloncesto y ahora estoy enganchada a su Liga. Me encanta el deporte y busco, me intereso y empapo de todo lo posible.
—Jenni Hermoso, Alexia Putellas o Aitana Bonmatí. ¿Con quién se quedaría?
—Soy muy culé, así que a Jenni ya la descartaría. Y entre Aitana y Alexia, me quedo con Alexia.
—¿A qué se dedica aparte del deporte?
—Estoy terminando un ciclo de análisis para el diagnóstico y en septiembre empecé las prácticas en el Hospital Público da Mariña.
—Defíname «flow natural».
—La broma empezó con Leticia Martín Cortés, que se dedica al diseño gráfico, cuando las jugadoras del Burela fuimos a La Resistencia. Es una forma de vida con la que me identifico: vivir alegre y compartir la alegría, tener flow.
—¿Me recomienda una canción?
—Como un G. Me flipa Rosalía.
—¿Y un libro?
—No leo demasiado. El último que leí, Al sur de la frontera, al oeste del sol, de Haruki Murakami, me gustó mucho.
—¿Es más de series?
—Me cuesta empezar, pero cuando empiezo no puedo parar. Me puse con Ángela, en Netflix, y la acabé en dos días.
—¿Alguna afición?
—Me encanta el café. Soy mucho de pasear, entrar en cafeterías y experimentar. Ahora vivo en A Coruña y tengo muchísima oferta.
—¿Cuál es su comida preferida?
—Churrasco, pulpo y el cocido de mis abuelos en Año Nuevo.
—¿Y su lugar favorito?
—Pontevedra. Me fui del Burela triste, dejaba atrás 13 años de mi vida, y me gustó mucho la ciudad, las personas... Tengo un recuerdo muy bonito. Soy muy nostálgica (confiesa emocionada, entre lágrimas).