El atleta de Viveiro se enfrenta al «milqui» más duro de la historia en busca de un lugar en semifinales, pese a tener la misma marca que Andrés Díaz en Sevilla 99
13 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Adrián Ben afronta la próxima madrugada (02.35 horas, Teledeporte y Eurosport) la primera ronda de los 1.500 metros, una distancia con pedigrí en la historia del atletismo que esta temporada acaba de alcanzar el cénit de la exigencia. Con una marca casi idéntica, Andrés Díaz fue quinto en el Mundial de Sevilla en 1999; y, 26 años más tarde, Adrián Ben no tendría sitio entre los 24 que superen la primera criba. Pero el de Viveiro, que demostró en el 800 su gen competitivo y su maestría táctica, quiere poner en jaque las estadísticas y avanzar hasta las semifinales del lunes.
El 1.500 siempre ha sido una distancia venerada en el mundo del atletismo. En esas casi cuatro vueltas a la pista escribieron sus gestas iconos como El Guerrouj y referencias como Jakob Ingebrigtsen o Fermín Cacho en clave española. Los hispanos siempre habían sido animadores del medio fondo y, entre ellos, sobresalió en su día Andrés Díaz. El coruñés sigue ostentando el récord gallego con un tiempo de 3.31,48 firmado en una reunión en Mónaco en el cambio de milenio. Apenas una décimas menos que el registro del quinto puesto de Sevilla: 3.31,83.
Adrián Ben llega a Tokio con la segunda mejor marca gallega de siempre (3.31,70), firmada hace escasamente un mes en la localidad alemana de Pfungstadt y que lo coloca en el cuadragésimo primer lugar de un ránking anual del milqui que encabeza el francés Azeddine Habz (3.27,49).
«É unha animalada o nivel que hai. O ano pasado explotou o 800, e este ano tocoulle ao 1.500. Son consciente do nivel que hai», comenta el atleta de Viveiro, que hizo marca personal en un contexto difícil. No solo por la carrera, con un montón de piernas agolpadas en el tartán, sino por la preparación previa. A él también le afectaron los incendios, en concreto, el humo. «En Segovia chegaba o fume do incendio de León, fun a Viveiro pensando que podía mellorar a situación e viña todo o fume de Ourense. Creo que me afectou bastante á respiración, pero non quero que sirva de escusa», sentencia.
No obstante, esa marca personal, tan cerca del histórico registro de Díaz, fue todo un chute de tranquilidad y confianza para plantarse en la línea de salida mañana: «Confirmoume que estabamos facendo as cousas ben».
Ben Montenegro, de 27 años, se considera casi un novato en el 1.500. Fue la distancia que lo vio nacer para el atletismo de élite, pero la aparcó para escribir letras de oro en los 800 metros. Su trayectoria internacional en la prueba de las dos vueltas a la pista es otro de los avales para confiar: fue campeón de Europa de pista cubierta en el 2022, se metió en la final del Mundial de Doha en el 2019, fue quinto en la final olímpica de Tokio en el 2021 y cuarto en el Mundial de Budapest del 2023. Siempre sorprendiendo a sus rivales y haciendo gala de una destreza táctica fuera de lo común pese a hacerlo con un guion conocido: esperar a cola de pelotón en la primera vuelta, colocarse a toque de campana y acelerar en el momento justo. Tan fácil sobre el papel como complicado en el tartán. «Aínda non vexo as carreiras coma no 800», advierte Ben antes de entrar en escena.
No obstante, en su regreso al milqui está firmando una temporada para enmarcar al proclamarse campeón de España de la distancia por primera vez y hacer marca personal: «Levo dez meses nesta proba; creo que fixemos un bo traballo, e agora hai que intentar rematalo».
El principal enigma a resolver en Tokio será la aclimatación. El atleta gallego se marchó el pasado 6 de septiembre, con una semana de antelación a su debut, para acostumbrarse al calor y a la humedad. También al cambio horario, que le obligará a levantarse a las cinco y media de la madrugada para estar al 100 % a las nueve y media (hora de Japón). «Hai que intentar adaptarse o mellor posible», dice. En Segovia, como parte del entrenamiento, se estuvo levantado a las seis y media de la mañana a cambio de acostarse con las últimas luces del día.
Está por ver cuál es su táctica, aunque seguramente tenga mucho que ver con la que seguía en el 800. Su primera premisa es no gastar fuerzas inútilmente, sino aprovechar al máximo las opciones que le brinde su serie. «Se tomo boas decisións, terei as miñas opcións. Hai que ir carreira a carreira para chegar o máis arriba posible e para sacar o traballo de todo o verán». En esta ocasión, su único parón fue el viaje a casa para dar el pregón de las fiestas de Viveiro, un desplazamiento con susto incluido, porque era la época de incendios y tuvo que bajarse del tren en Sanabria. Ahora quiere engancharse al vagón de la ilusión sin más presión que la propia.