El Real Madrid ha fichado a Moussa Balla Traoré, un niño de Mali de 11 años. En el mundo del baloncesto enseguida se ha abierto un debate ético sobre esta controvertida incorporación. No es el primer caso pero lo cierto es que la edad se está rebajando cada vez más. En el caso de Moussa el debate viene además acompañado de suspicacias. Su desarrollo óseo y muscular hace dudar a muchos sobre si realmente su registro se corresponde con su fecha de nacimiento.
A favor
La controversia jurídica no tiene recorrido
El debate que puede rodear a fichajes como los de Moussa Balla Traoré por el Real Madrid, o de Mohamed Dabone en el Barcelona, puede plantearse desde un punto de vista ético, pero actualmente no tiene ningún recorrido jurídico. Los menores llegan con documentos expedidos en sus países de origen, que acreditan lo necesario, y ante los que no hay mucha objeción legal que pueda plantearse. La normativa que rige el baloncesto internacional tampoco pone restricción alguna por edad a la hora de realizar una incorporación a las categorías inferiores.
No creo que la FIBA esté preocupada por estos casos, ni que tenga en sus pretensiones un cambio drástico en este sentido. Hay quien prefiere una normativa más restrictiva, que impida a estos chicos extranjeros venir a España, pero yo lo veo desde un punto de vista aperturista y me parece positivo para el deporte.
No puede compararse la realidad del baloncesto con la del fútbol. La mayoría de las canteras de los clubes de la Euroliga, o de ACB, son deficitarias. En África, se están focalizando las incorporaciones sobre todo en países como Mali, Senegal y Congo. Y, sobre la cuestión de sus edades, hay que ser conscientes del contexto de estos países. Muchas veces tienen que recorrer un gran espacio desde las poblaciones a los lugares donde se registran para poder inscribir a los recién nacidos y puede haber desfases de meses e incluso años.
Autor
Yago Casal Abogado y experto en derecho deportivo
En contra
Demasiado estrés para un niño
A los 11 años, el apoyo familiar y del círculo de confianza es fundamental para el desarrollo del niño. Te lo lleves a donde lo lleves, aunque sea a una residencia de deportistas con todas las atenciones y en la que pueda relacionarse con otros niños de su edad, lo estás apartando de su zona de seguridad y hay que tener muchísimo cuidado.
Lo más aconsejable en estos casos, cada vez más comunes, sería que la propia familia del menor se desplace con él. Ya hay muchos clubes que apuestan por esta fórmula y ofrecen trabajo y vivienda a los padres y estudios a los hermanos como parte del acuerdo. Cada niño tiene un proceso madurativo diferente. Está probado, por ejemplo, que muchas veces las niñas maduran antes a la misma edad que los chicos. Pero los 10, 11 o 12 años no son edades recomendables para el shock que supone un cambio tan relevante, que a veces lleva aparejado también otro cultural y de idioma. Es demasiado estrés el que genera para un niño y muchas veces requieren ayuda psicológica.
Habría que buscar otra fórmula que permitiera la captación a estas edades sin extraerlos de sus lugares de procedencia tan pequeños. Hacerles seguimiento, incluso que pudieran desplazarse una semana cada dos o tres meses al que podría ser su futuro club para ir adaptándose, pero permaneciendo en su entorno hasta que cumplan una edad más madura, en el desarrollo de la adolescencia, que en mi opinión podrían ser los 14 años.
Autor
Christian Fernández Psicólogo deportivo
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