Christian Chao cerró con el Xove una carrera formidable 21 años después de despegar en el Puerto Celeiro y tras competir en la élite de España y Japón
22 sep 2025 . Actualizado a las 08:00 h.En el Xove FS escribió Christian Chao Palmeiro (Viveiro, 1987) los últimos episodios de una carrera formidable. Tras sudar también las camisetas del Puerto Celeiro, Lanzarote, Burela, Noia y Santiago en las divisiones más exigentes del fútbol sala nacional y una productiva aventura en el Bork Kitakyushu de Japón, el cansancio y sus obligaciones laborales lo deciden a aparcar 21 años de trayectoria profesional. «El fútbol sala no hace rico a nadie, o casi nadie, pero me rodeó de gente espectacular», zanja.
«Jugaba al fútbol de mediapunta, pero el fútbol sala me divertía mucho más. Tenía mucho más contacto con el balón», cuenta de un temprano descubrimiento de sus capacidades sobre el parqué. «Me marqué el objetivo de ser jugador profesional porque con 17 años debuté en la División de Plata y sentí que daba la talla. Fuimos campeones de España juveniles, enfrentándonos a Adri o Pola, y tenía un rol muy importante con todos ellos en la selección gallega», cuenta.
Pronto fue protagonista en un fútbol sala mariñano que vivía sus tiempos más intensos. «En mi tercer o cuarto partido, marqué el 3-3 en un derbi en Burela. Lo celebré como un loco. Aquellos partidos eran tremendos, nunca volví a vivir derbis tan sentidos, ni siquiera los Santiago-Noia», rememora de un tanto con la espuela que sirvió al Puerto Celeiro su única alegría ante el gran rival.
Años después Christian Chao se cambió de bando, tras una cesión al Lanzarote, donde vivió una de sus temporadas «más felices», para formar parte de la plantilla con la que el Burela debutó en Primera División tras muchos intentos frustrados en la promoción y disputó su único play off por el título. En él dejó un gol espectacular para vencer en el feudo de ElPozo Murcia y forzar el tercer partido en los cuartos de final: «Quizás sea el más bonito de mi carrera. Matamoros me lo recordaba mucho».
«Soy un poco gafe», añade de aquella eliminación contra el coloso murciano un hombre que disputó un sinfín de play off desafortunados: «Aquel por la Liga fue lo normal, pero perdí uno para subir a Primera con el Lanzarote y otros tres en el Burela, tres más a Segunda con el Noia y en el Xove uno a Segunda B y otro a Segunda».
Destaca a Edu, Mimi, Javi Rodríguez, Leo Carioca, Matamoros y el técnico Valladares
«Quizás llegamos a Primera en el año que menos nos lo merecíamos», admite Christian del ascenso del Burela en el 2012, certificado por la renuncia del Martorell por cuestiones económicas. «La primera vuelta nos costó un montón, pero después vinieron Isi, Matamoros, Juanlu... Y despegamos», explica antes de lamentar que las lesiones le impidiesen mostrar su mejor nivel al Vista Alegre en la máxima categoría.
«Tras año y medio, Juanlu no quiso contar conmigo, pero era un entrenador brutal, un genio», reconoce de su salida al Noia, en Segunda B. «Tuve ofertas del extranjero, alguna de Primera, pero no quería irme de aquí y me explicaron que era un proyecto muy serio, con intención de crecer, como se ha ido viendo con el tiempo», relata.
«Más dolorosa», reconoce, fue su marcha tras cuatro años y medio en el club noiense. «Llegar al Santiago, en Segunda, y que todo me saliese tan bien fue una alegría inmensa», matiza Chao, que se reencontró en la capital de Galicia con Santi Valladares, el entrenador campeón de la última Copa de España con el Peñíscola. «También me entrenó en las selecciones gallegas y creo que es el mejor que tuve. Es un motivador espectacular. Aunque Juanlu era muy bueno, con Julio Mougán me entendí superbien y Calpita, que fue el primero en juveniles, me marcó».
Entre sus compañeros «más brillantes», el viveirense escoge un quinteto de lujo: «Edu; Mimi, Javi Rodríguez, Leo Carioca y Matamoros». Sin desmerecer a otros cracs: «Purao, Xuxa, Carlitos... Tuve la suerte de jugar con gente muy buena y a la que quiero mucho».
«Una corta, pero inolvidable» experiencia en el Bork Kitakyushu
Su buena experiencia en el Santiago Futsal abrió a Christian Chao las puertas del Bork Kitakyushu a través de su entonces entrenador y viejo conocido en la capital de Galicia, Motonori Baba, Gen. «Nunca había querido irme al extranjero, pero la cultura japonesa me llamaba mucho la atención por cómo son los jugadores de allí con los que coincidí, supertranquilos, trabajadores... Y pensé: ‘es ahora, o nunca'», desvela un ala-cierre zurdo que entonces, a finales del 2020, ya había vuelto a Viveiro y militaba en el Xove.
«Fue una experiencia corta, solo diez meses, pero inolvidable. Me encontré una Liga de mucho nivel, con jugadores brasileños importantes y los locales, que físicamente andan muy bien, y me trataron de lujo. Algunos compañeros hasta vinieron aquí a verme y hablo con ellos con bastante frecuencia», explica. Cuatro temporadas más en el Xove, con el que ascendió a Segunda B, clausuraron su historia.
Participa en el club viveirense Ahimsa, que «prioriza formar a competir»
«Con algunos amigos de juveniles del Puerto Celeiro», Christian creó hace un año la escuela de fútbol sala Ahimsa en Viveiro. «Tenemos un enfoque distinto, priorizamos formar a competir», dice sin más planes ligados al deporte. «Solo jugaré la Liga local de veteranos porque mi hermano hizo un equipo y no pude decirle que no, es mi mayor fan», revela con algunos goles más por delante.