
El campo de Bethpage Black en Nueva York será a partir del próximo viernes el escenario de la 45 edición del torneo que encarnan cada dos años los mejores golfistas de Estados Unidos y Europa, liderados por el número uno del mundo, Scottie Scheffler, y el español Jon Rahm
22 sep 2025 . Actualizado a las 17:31 h.La cita de este año tendrá como protagonista añadido al presidente estadounidense, Donald Trump, gran aficionado al golf, quien será testigo de la inauguración del torneo en un momento geopolítico de gran complejidad con focos de tensión como el arancelario entre EE.UU. y la Unión Europea.
En ese contexto, doce jugadores europeos y doce estadounidenses se enfrentarán durante tres jornadas por alcanzar los 14,5 puntos que garantizan la copa de oro al ganador en el campo neoyorquino, donde se estima que más de 250.000 espectadores asistirán al torneo golfístico más prestigioso y uno de los eventos deportivos más seguidos en todo el mundo.
El duelo supondrá ver de nuevo cara a cara a los dos jugadores que se han repartido el número uno del ránking desde febrero del 2023: Scheffler y Rahm. Sus duelos se han visto reducidos a los ‘majors' en las dos últimas temporadas tras la decisión que tomó el vasco en 2024 de ingresar en el LIV Golf, el circuito financiado por Arabia Saudí, lo que le hace perder peso en el ránking mundial.
Scheffler, de 29 años, llega a la cita en un momento dulce, con seis victorias esta temporada, entre ellos, dos grand slams, el Campeonato de la PGA y el Abierto Británico, y tras haberse metido en el top diez de los torneos jugados desde marzo.
Las cifras que acumula desde que se puso al frente de la clasificación en mayo de 2023 le empiezan a comparar con su compatriota Tiger Woods, la gran leyenda del golf. Con una profunda convicción patriótica, Scheffler busca en Behtpage su segunda Copa Ryder tras la ganada en 2021 en territorio estadounidense.«Siento que estoy lo más preparado posible para la Ryder Cup», afirmó el golfista tejano tras su victoria en el torneo Procore, el último ensayo antes de la cita de Nueva York.
Rahm, de 30 años, aterriza en Nueva York después de haberse coronado por segunda vez campeón del LIV, aunque con una sequía de títulos individuales en torneos, puesto que el último lo conquistó hace justo un año. «Cada vez que no ganas, te sientes decepcionado, pero mi promedio ha sido el quinto puesto (…) el año no ha terminado y espero terminar con una victoria», afirmó el jugador vasco la semana pasada en Wentworth (Reino Unido). Para Rahm será su cuarta Ryder y, en caso de ganarla, su tercer título tras París y Roma, a lo que se añadiría volver a ganar a EE.UU. en su casa, algo que no sucede desde 2012 en Illinois.
La otra estrella del equipo europeo es el norirlandés Rory McIlroy, número dos del mundo, que este año se convirtió en el sexto jugador en la historia en conquistar los cuatro majors con su triunfo en el Masters de Augusta. El capitán europeo, el británico Luke Donald, repite en Nueva York el plantel que jugó en Roma, con la única novedad de que entra el debutante danés Rasmus Hojgaard en lugar de su hermano gemelo, Nicolai. Completan el equipo los ingleses Tommy Fleetwood, Justin Rose, Tyrrell Hatton y Matt Fitzpatrick; el escocés Robert MacIntyre; el irlandés Shane Lowry; el noruego Viktor Hovland; el sueco Ludvig Aberg y el austriaco Sepp Straka.
Junto a Scheffler, la escuadra estadounidense la componen JJ Spaun, Xander Schauffele, Russell Henley, Harris English, Bryson De Chambeau, Justin Thomas, Collins Morikawa, Ben Griffin, Cameron Young, Patrick Cantley y Sam Burns. El equipo lo abandera Keegan Bradley, quien finalmente renunció a ejercer de jugador-capitán, algo que no sucedía desde 1963
La historia y formato de la Ryder Cup
La Copa Ryder nació en 1927 como enfrentamiento entre Estados Unidos y Gran Bretaña y, en 1973, se incorporó Irlanda, hasta que seis años después pasó a ser Europa el contrincante. Desde entonces, la estadística corre a favor del Viejo Continente, con doce triunfos frente a nueve de EE.UU., además de un empate.
Una de las novedades de la 45 edición de la competición bienal es que, por primera vez, cada uno de los jugadores estadounidenses va a recibir una retribución de 500.000 dólares (425.000 euros), de los que 300.000 (255.000 euros) irán destinados a causas benéficas, una decisión que adoptó el PGA Tour americano sin que lo reclamaran los golfistas.
En el caso europeo, se mantiene la filosofía de no cobrar nada, salvo dietas de viaje. «Pagaría por el privilegio de jugar la Ryder Cup», ha sido la tesis que siempre han sostenido Rahm y McIlroy. Ante la mirada de Trump, la Copa Ryder se abrirá el viernes con el particular formato de competición que la caracteriza.
Por la mañana, serán los cuatro partidos fourball entre parejas de ambos equipos, donde cada golfista juega su propia bola y la tarjeta más baja es la que se adjudica el hoyo. Otros cuatro cruces están programados por la tarde en la modalidad foursome, donde solo hay una bola por dúo y la van golpeando de forma alterna.
El mismo esquema se repetirá el sábado, con ocho partidos, cuatro de cada modalidad, y el domingo se cerrará la competición con los doce encuentros individuales, repartidos en dos sesiones, en los que se apunta un hoyo ganado el jugador que lo complete en el menor número de golpes. El vencedor de cada partido recibe un punto y, en caso de empate, los dos equipos se reparten medio punto.
Uno de los obstáculos que tendrá que superar el bando europeo si quiere mantener la corona será el ambiente caldeado en Bethpage, donde se espera que los aficionados estadounidenses se vuelquen con su equipo y eleven al máximo la presión sobre sus rivales. Donald, que cuenta con el español José María Olazábal entre sus vicecapitanes, ha dado órdenes a sus jugadores de que aguanten las provocaciones y eviten gestos triunfalistas para no azuzar en su contra a los hinchas.