Melania Rodríguez, campeona del mundo de doble mini-tramp: «La sensación de revalidar el oro es indescriptible»

M. V. F. VIGO / LA VOZ

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La gimnasta ponteareana se impuso en «la final de más nivel de la historia» y lo celebró sin saber que era oro porque sentía que había hecho su parte

10 nov 2025 . Actualizado a las 12:20 h.

Un oro, un bronce y una semana más por delante en Pamplona con los niños a los que entrena. Melania Rodríguez (Ponteareas, 2001) está pletórica tras haber revalidado el título mundial en mini-tramp, algo con lo que no contaba, y con un podio histórico por equipos. Lo dedica, como siempre, a su entrenador fallecido, Pablo Hinójar, y lo tacha de una lista de sueños cumplidos donde sigue el de ser olímpica en la prueba de trampolín, en la que no pudo estar en la final en esta cita. Con todo, lo ve cerca. Su experiencia le dice que con esfuerzo, los imposibles son menos.

—¿Cómo se siente tras colgarse un oro y un bronce mundiales?

—No puedo estar más contenta. Revalidar un título mundial es algo muy grande que no me esperaba. Fue una final muy complicada, la mejor femenina de la historia, porque no hubo ningún fallo y eso es uy raro. Además, hubo notas muy altas. Es una pena haber fallado en la final de trampolín, pero por el resto, hice récord personal y de España en la preliminar, en la final por equipos completamos todos los ejercicios y volví a hacer una nota súper alta. Ha ido de maravilla.

—Ha contado que tuvo un momento de bajón también en mini-tramp, donde logró el oro. ¿Cómo lo vivió?

—Era un reto complicado. Vienes de ser campeona y todo el mundo se espera que revalides el título. Era muy difícil, y al competir en España, tenía bastante presión, venía con miedo. Pero lo supe gestionar y me vine arriba.

—¿Qué se siente cuando clava el salto que le valdría el oro?

—En cuanto caí de pie, lo celebré antes de tiempo y di bastantes más pasitos de los que debería. Me daba igual, porque volví a hacer mi triple en capa, caí de pie y estaba súper contenta de haber hecho mi trabajo. Quedaba que el resto hicieran el suyo y no me esperaba el oro. La sensación es indescriptible. Si no lo hubiera conseguido, es lo normal, siempre es lo más probable.

—¿Cómo se consigue llegar a ejecutar esos saltos como lo hace?

—Llevo en la gimnasia desde los cinco y voy a cumplir 25. No es un trabajo de meses ni de unos años, sino de toda una vida. Y no es solo la preparación gimnástica, también física y psicológica. Es un cúmulo de cosas que te ayudan a conseguir esto.

—¿Qué diferencias hay entre su oro del 2023 y este?

—Aquel fue una alegría tremenda y este también es súper especial. La gran diferencia es que mi entrenador, Pablo (Hinójar) ya no está y se lo dedico a él. Ha sido la persona que me ha enseñado todo, no solo como gimnasta, es la persona que más me ha marcado en mi vida. Lo que he conseguido y lo que consiga en el futuro es todo gracias a él.

—¿Nota que este segundo tiene más repercusión por el crecimiento de su deporte?

—Sí. El hecho de que haya sido en España le ha dado más visibilidad y es lo que necesitamos. La gente no suele conocer este deporte y, cuando lo ven, les suele encantar. Ha sido muy chulo.

—¿Qué valor da al bronce por equipos?

—Es muy especial, la primera vez que el equipo femenino de doble mini está en la final de un mundial. El nivel ha subido mucho; hasta el 2021, iba yo sola a los campeonatos. Es un trabajo no solo de las tres, que es increíble poder compartirlo con ellas, sino de las demás chicas que intentaron clasificarse y se empujan unas a otras.

—Le queda la espina de no estar en la final de trampolín. ¿Cómo gestiona cuando las cosas no salen en un deporte en el que hay tanto riesgo de que eso ocurra?

—Durante el campeonato, voy haciendo como una lista de espera de gestión de emociones. Cuando ganamos el bronce por equipos, lo celebré en el momento, pero rápido, pensando en la siguiente competición que tenía. Las emociones agotan, así que me propongo dejarlo para después. Lo mismo con el fallo en cama (elástica), pienso en guardarme la frustración o rabia, porque es una competición muy larga y no te puedes permitir eso en ese momento. Una vez acabé, es cuando me toca tanto celebrar lo bueno conseguido como aprender de los errores.

—Hablaba de la presión añadida de competir en España. ¿Lo sintió como un arma de doble filo?

—Al principio, sí, pero me lo llevé a mi terreno y me acabó ayudando un montón. Antes de salir a saltar en la final de doble mini, el estadio se caía y me salía hasta la sonrisilla de decir : «Qué guay poder estar aquí poder competir y que lo veáis. Voy a intentar dar mi máximo»y. Todo el mundo me ha dicho que lo ha disfrutado un montón, así que muy contenta por esa parte.

—Suele comentar que su objetivo en este deporte es conseguir cosas que nadie ha logrado antes. ¿Siempre le ha movido esa meta?

—Sí. Es algo que me motiva mucho. Ser la primera es súper bonito y chulo. Le abres la puerta a otras gimnastas. Al fin y al cabo, fui de las primeras en competir los triples en el doble-mini y también en trampolín. A partir de ahí, la gente empieza a ver que también puede y a intentar hacerlo. Es muy bonito ayudar de esa manera a que este deporte crezca.

—Entre sus retos están los Juegos —en trampolín; el doble mini no es olímpico—. ¿Es factible?

—Estoy trabajando para ello. En el ciclo anterior, me quedé a solo dos décimas de la plaza y creo que tengo el nivel para lograrlo. Voy a luchar con todo para cumplir ese sueño