A veces las situaciones vienen cruzadas. Se tuercen y únicamente la perseverancia de quienes creen y están dispuestos a volcarse en sus creencias permiten que pervivan capítulos sociales de calado histórico. Es el caso de la Asociación Feiral Semana Verde de Galicia. Miles de socios fueron sustento social a una incitativa ferial que en los primeros años noventa giró hacia una fundación ferial para dar solidez a aquellas instalaciones que cuando soplaba huracán volaban como papeles. Los históricos amigos de la Semana Verde siguieron conviviendo (cierto que a veces sin fronteras totalmente definidas) con la Fundación. La salida de José Maril de ambas organizaciones estuvo a punto de finiquitar el colectivo. Un histórico de la asociación, José Luis Rodríguez cogió un timón que le que costó mucho esfuerzo mantener activo, primero para lograr seguir siendo el sustrato histórico del espíritu ferial en la Fundación y luego para recuperarse de nuevos avatares. Algunos, tan duros como el de verse desprendido de sus mejores armas comerciales de captación de recursos. Cuando la Fundación ferial decidió no cobrar por entrar al recinto, la Asociación, que tenía ese privilegio para sus asociados, recibió el impacto y la merma de efectivos que no encontraban razones para pagar una cuota solo por espíritu histórico ferial. Ayer se produjo un hecho que marca un punto de inflexión en este devenir de los últimos años de la Asociación Feira. La apertura de la quesería artesanal marca un camino de generación de recursos propios y seguro que vendrá enmarcado en nuevas iniciativas.