La compañía argumenta que se benefician 17.000 puntos de suministro en la zona e insiste en que la única alternativa pasa por sobrevolar Casas Vellas
16 nov 2014 . Actualizado a las 05:11 h.Desde Unión Fenosa Distribución se esgrimen distintos argumentos para defender el proyecto de línea de alta tensión O Irixo-Lalín, que incluye la nueva subestación en la capital dezana y repotenciar la línea preexistente a Chantada. Y además insisten en que la única alternativa para la fraga de Casas Vellas pasa por sobrevolar la zona arbolada con el tendido, reduciendo a tan solo seis robles la afección inicial. «Cualquier otra alternativa supondría la paralización de un proyecto vital para garantizar el suministro eléctrico a los usuarios de la comarca de Deza y la competitividad de las empresas», se afirmaba ayer desde la compañía.
Esta opción, abordada el pasado martes en un encuentro con presencia de afectados de Catasós por la línea y representantes municipales, se plantea desde Fenosa como la única alternativa posible al proyecto que tienen autorizado. Su posible ejecución generó movilización social tras hacer públicos algunos afectados la tala prevista en Casas Vellas, que supondría la desaparición de 463 árboles autóctonos -207 castaños y 138 robles, entre otros- y de 281 pinos. Pero la plataforma Salvemos Catasós insiste en rechazar la elevación de la línea y reitera como alternativa enterrar la línea por la N-525, opción que no maneja la compañía eléctrica.
Desde Fenosa se insistía ayer en que este proyecto tiene autorización y supondrá «una mejora significativa en la calidad del servicio eléctrico para usuarios de Deza». Cifra en torno a 17.000 puntos de suministro en la zona los que se nutren de energía desde la subestación de Lalín.
Una línea de alta tensión cuya tramitación arrancó en el 2007 y cuyo trazado inicial sufrió modificaciones, ya conocidas para alejarla de la fraga de Catasós y del castro. Un trazado que pasa por Casas Vellas, «zona de arbolada no catalogada», insisten desde Fenosa, en un tramo de 450 metros y una anchura de treinta. Insisten en que tras la petición del Concello se buscó una alternativa que pasa por aumentar la altura de dos apoyos a 35 metros y sobrevolar los árboles. Se trata de la opción «técnicamente más viable» y solo supone talar seis robles, además de comprometerse a firmar un protocolo con Concello, Xunta y comisión de afectados para garantizar la conservación de Casas Vellas y solo realizar labores periódicas de poda.