Las residencias van recuperando actividades con prudencia

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

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En los centros se reclama que la vacunación con la tercera dosis se ponga cuanto antes

17 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«La prevención es lo que nos salva». Son palabras de la directora de la residencia de As Dores de Lalín, Lorena García, pero que suscriben los responsables de otras muchas de la zona. Las residencias están recuperando poco a poco la normalidad, pero el proceso se lleva con calma en los centros y la premisa es no correr riesgos en la medida de lo posible.

Los ojos están puestos en esa tercera dosis de vacunación que se anuncia que recibirán pronto los mayores. En las residencias ya hacen cálculos para sumar el tiempo desde la posible fecha del pinchazo hasta alcanzar la inmunización. Creen que es muy necesaria, teniendo en cuenta, dicen, que los mayores recibieron la segunda dosis en el mes de enero con lo que entienden que ya hace tiempo que pudo haber acabado el período de inmunidad.

Durante la pandemia las actividades no cesaron en las residencias, aunque se vieron muy limitadas. En estos momentos, se va recuperando la vida normal, entre comillas, pero aún con muchas medidas de precaución y protección sin bajar la guardia. Las directoras de las residencias dezanas coinciden en que «sigue habiendo sustos por ahí» y es necesario no bajar la guardia.

En As Dores todavía no contemplan la posibilidad de admitir la entrada de grupos musicales, por ejemplo, o las habituales visitas de niños que antes formaban parte de frecuentes jornadas intergeneracionales. Se mantienen iniciativas como el programa de Huellas terapéuticas con terapia de perros y se desarrollan actividades de musicoterapia que sustituyeron a las clases de canto, los martes, jueves y sábados. Creen que aún no se dan las condiciones necesarias de seguridad para dejar entrar mucha gente de fuera en la residencia. Las que entran como son la peluquera, la farmacéutica o la profesora de canto, se someten a las pruebas de antígenos que realiza el personal dela residencia como medida de protección.

En los centros consideran que la mayor apertura de las visitas y las salidas de mayores ya suponen en sí un riesgo que hay que asumir. Dentro de la labor que se lleva a cabo día a día está también la de concienciar a las familias de que al mínimo síntoma, no acudan al centro..

En la residencia de Silleda se están llevando a cabo ya algunas actividades en el exterior. Ayer 35 mayores fueron a conocer Ponteledesma y las Illas de Gres, comiendo en el área recreativa de A Carixa. Una excursión que lleva consigo una gran intendencia que empieza recabando los permisos de los familiares para la salidas hasta todo lo necesario para el desplazamiento. Fueron 8 cuidadores y de los participantes, seis van en silla de ruedas. La directora del centro, Paula Guzmán, apuntaba ayer que «eles agradéceno un montón. Precisan diso, de saír fora, e o facemos con todas as medidas de precaución». De cara a Navidad estudian la posibilidad de que pueda ir a tocar una banda

En la residencia de Vila de Cruces, explican que reciben una media de 35 a 40 visitas de familiares a la semana. Algún residente va a su casa o sale varias horas al día del centro con algún familiar. La directora, Rocío Carbón, señala que necesitarían financiación para poder realizar actividades fuera. Cree que «habiendo la posibilidad de la vacuna y de protegerlos no se puede volver a limitar sus derechos a los mayores.» La percepción del tiempo es distinta, dice, para los mayores, muchos casi centenarios. Para ellos, apunta, un año sin ver a su familia es mucho, puede que sea el último de su vida.