Patrimonio impone cambios notables en la reforma de la Praza de Abastos

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

cedida

Exige que no se vea el ascensor por fuera ni los paneles de energía solar

05 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Favorable, pero con una serie de condicionantes «leoninos». Así es, apuntaba ayer el alcalde de Lalín, José Crespo, el informe recibido por Patrimonio respecto al proyecto de reforma del bajo de la Praza de Abastos y que obliga a «reformular o proxecto». El arquitecto técnico municipal, Hervé Fernández, explicó que entre las demandas se encuentra la petición de que no se vea desde el exterior el ascensor que lleva el edificio. Una instalación que para su funcionamiento necesita contar con una altura superior a la del actual inmueble, de una planta.

Se exige además que los paneles solares no se vean lo que supondría descartar la opción de colocarlas en el tejado, como estaba previsto. Precisamente, ese ahorro energético, fue una de las cuestiones que otorgó puntos al proyecto y ayudó a la obtención de los fondos europeos, en este caso más de 1,1 millones de euros, a los que el Concello tendrá que renunciar por la imposibilidad de realizar las obras a tiempo.

Crespo considera que estas dos cuestiones, sobre todo, «son desmedidas», así como la petición de cambiar la carpintería metálica prevista por carpinterías de madera. El alcalde anunció que «pelexaremos a carpintería e as placas» alegando que la parte de arriba de la plaza ya cuenta con carpintería de aluminio con lo que la demanda no le parece que tenga mucho sentido; que el uso de los espacios es de hostelería y comercial y que estéticamente «as hai agora que imitan perfectamente a madeira». El ascensor, apunta, «igual hai que deixalo» si Patrimonio mantiene las exigencias «e buscar un sistema de rampas» para mejorar la accesibilidad. Y en cuanto a las placas solares «no soto a enerxía solar vai mal», ironiza. Su retirada, de haber contado con tiempo para la ejecución del proyecto, podría «haber feito que chegado o momento o ministerio nos descertificara por incumprir que dixemos que íamos facer e polo que nos deron puntos». afirma.

Las exigencias de Patrimonio incluyen también la demanda de que no se modifiquen huecos de fachada «é manter as proporcións sendo un soto é difícil», indica. Unos cambios que Hervé ya adelantó que tendrían bastante repercusión económica, aún sin cuantificar. El edificio, explicaron, es de 1956 y tiene una catalogación ambiental «a máis leve». El alcalde señaló que intentará negociar algunas de estas cuestiones y cambios que considera que no tienen mucha lógica en un edificio que «non é nin moito menos un pazo do século XVII como é Liñares».

A la vista del informe de Patrimonio, el plan del Concello es trasladar las demandas a la empresa adjudicataria que realizó el proyecto para que lo reformule y volver a mandarlo a Patrimonio. Un proceso que va a suponer ya unos meses. Eso supone que si antes, apunta el regidor «xa íbamos moi xustiños de tempo» ahora se hace imposible porque la obra no se podría adjudicar, calculan, hasta por lo menos abril. De ahí que, apunta Crespo, «seguiremos adiante co proceso para ter todo diligenciado» y continuar dando los pasos necesarios para que lo diseñado en el proyecto, adjudicado en 117.370 euros, se haga realidad financiado «con fondos europeos de novas liñas de axuda que poidan saír, plans da Deputación, da Xunta, do ministerio ou con axudas de diferentes administracións». El Concello envió a Patrimonio el proyecto básico en su momento y ahora cuentan ya con el de ejecución para completar la documentación requerida por este departamento de la Xunta. Y presentará el proyecto, dijo, «a calquera oportunidade que se nos presente».