Tomás Villarroel: «No me llega el tiempo para agradecer lo que el Balonmán Lalín hizo por mi»

David Cofán Mazás
David Cofán LALÍN / LA VOZ

DEZA

E CUIÑA

El guardameta argentino jugó el domingo su último partido en el Arena

24 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un mes Tomás Villarroel anunciaba su marcha del Balonmán Lalín al término de la presente temporada. Desde entonces las muestras de cariño y reconocimiento son constantes. No solo dentro del club, también de los aficionados, sus vecinos durante esta aventura de cuatro años que comenzó en diciembre del 2020, cuando aterrizó en Lalín procedente del equipo de su Argentina natal, el Ballester. El pasado domingo jugó su último partido en el Arena, recibiendo una emocionante ovación del público presente en el pabellón.

Dos días después todavía sigue algo abrumado, ya no por esa vivencia, si no por las constantes muestras de cariño que está recibiendo. «La despedida fue un momento muy especial, pero triste porque estoy muy contento en Lalín. Antes ya nos emocionamos bastante con las chicas del cadete —que entrena—, me siento muy agradecido por todo el cariño que recibo. Lo del otro día fue una locura», asegura. «Es un reconocimiento diario, al salir a la calle y hasta en el supermercado siento el cariño de la gente. Siempre fui muy bien recibido por todo el mundo, siento que mi segunda familia y mi segunda casa están en Lalín. No me llega el tiempo para agradecer lo que hicieron por mí», añade.

Tomás echa la vista atrás, recordando esos primeros días en Lalín. «No esperaba esto, no sabían ni adonde venía. Fue mucho más fácil adaptarme de lo que esperaba, me sorprendió muchísimo. Eso es lo que hizo que estos años fueran tan buenos», afirma.

Lejos de España

Tal es el amor que siente por la capital dezana que no descarta volver en un futuro, aunque ahora le espera una nueva aventura en una liga extranjera. Tomás reconoce que ya tiene destino, pero quiere esperar un tiempo para hacerlo oficial. Lo único que confirma es que será fuera del país.

El motivo de su marcha está relacionado con su progresión deportiva. Considera que llegó el momento de dar un salto en su carrera. «Tengo ganas de iniciar una nueva rutina deportiva, más profesional. Tengo una deuda pendiente con el balonmano y quiero aprovechar esta oportunidad ahora que todavía tengo tiempo», explica.

«Vendrán años difíciles, pero confío en que el equipo va a resurgir»

En el apartado deportivo tiene recuerdos imborrables, aunque lo que más valora es el aprendizaje sobre el oficio de portero. «Deportivamente aprendí muchísimo, cambió mi forma de ver la portería», asegura. Tomás rememora su primera temporada en Plata, reconociendo que no había llegado en el mejor nivel.

«Tras año y medio sin jugar el ritmo me costó, pero lo cogí rápido. Me hubiera encantado dar más, pero no estaba preparado», señala. Si se tiene que quedar con un momento elige la temporada en la que rozaron el ascenso ante su gente. «El año de la fase fue una locura. Estábamos a un nivel altísimo, pero creo que pudimos conseguir mucho más. Ese año fue de los mejores de mi carrera», considera.

Sobre la actualidad del club prevé campañas difíciles, pero un futuro esperanzador. «Van a venir años difíciles, no porque no crea en que los chicos estén al nivel, pero tienen que pasar por un período de adaptación física y de juego. De todos modos, hay un trabajo fantástico de la base y confío en que en unos años el equipo va a resurgir», asegura.

«Lo que tiene el Lalín es que es un equipo. Otros clubes son la suma de jugadores, que ganan partidos por sus individualidades, pero hay que armar un equipo que destaque por su juego», apunta.