Lalín homenajeó al Padre Odilo, el «peregrino de la selva amazónica» que nunca perdió el vínculo con su tierra
DEZA

A la edad de once años Odilo González, hijo de Claudio «O do Empalme, conocido músico lalinense, ponía rumbo al monasterio de Os Picos en Mondoñedo dejando atrás su Donramiro natal para comenzar una aventura marcada por la fe que lo condujo hasta el corazón del Amazonas, en Perú, donde realiza desde hace 30 años una labor apostólica como misionero pasionista que ha dejado huella en su país de adopción.
A pesar de la distancia, el Padre Odilo nunca olvidó a Lalín, por ello siempre que puede regresa para mantener ese vínculo irrompible con sus orígenes. A aprovechando su reciente visita, el Concello de Lalín le brindó un merecido homenaje con una recepción en el salón de plenos, firmando en el libro de honor y recibiendo de manos del alcalde, José Crespo, el pin de plata con el escudo de Lalín.
«Un Lalín máis humano»
Un acto en el que además de miembros del gobierno local, también estuvieron presentes alguno de sus vecinos en Donramiro. El regidor manifestó que con este acto simbólico «Lalín salda unha débeda moral cun dos seus máis nobres embaixadores», destacando su «vida exemplar, unha vocación sen límites e unha galeguidade viva e activa que atravesa océanos e culturas».
El Padre Odilo, engalanado con la vestimenta propia de su condición de misionero, estampó en el libro de honor una dedicatoria en la que desea «un Lalín cada vez máis humano e traballador». Asimismo, agradeció al alcalde y a los concejales por este reconocimiento, no sin antes dar su bendición a todos los lalinenses.
A pesar de sus 84 años, el Padre Odilo continúa su labor al servicio de los más necesitados en el país andino. El mismo se define como «peregrino de la selva amazónica», atendiendo durante más de tres décadas a 27 comunidades en el Departamento de San Martín de Loreto, desde la ciudad de Tarapoto, donde acompaña a cerca de tres mil fieles, la mayoría niños y jóvenes. Sin duda, un ejemplo perfecto de su labor desinteresada por el bien de la comunidad y la bonhomía de este ilustre lalinense.
«Hoxe o Concello honra nel non só ao relixioso e ao misioneiro, senón tamén ao veciño que nunca perdeu o vencello coa súa vila nin coas súas festas de Montserrat, ás que regresa cando pode», comentó el regidor, no si antes reiterar una trayectoria que lo convierte para Lalín «nun dos fillos máis xenerosos, humildes e universais».