Algunas solicitudes de nichos o sepulturas en la ampliación de A Romea, que está ahora en ejecución, se remontan a hace una década
30 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Desde hace unas semanas las retroexcavadoras y la maquinaria trabajan en la ampliación y transformación del cementerio de A Romea, en Botos, en el bautizado como parque Fraga do Alén. En el 2023 se estrenará ese nuevo espacio que será más que un camposanto, aunque la iniciativa surgiese precisamente porque se había quedado sin espacio el actual. Una inversión millonaria que permitirá solventar una carencia que se arrastra desde ya muchos años, sin que se lograse solventar salvo algún parche puntual en el anterior mandato.
La pregunta parece obligada cuando se acerca la celebración del Día de Difuntos. ¿Cuántos vecinos de Lalín están pendientes de conseguir un espacio en el cementerio de A Romea? Pues en la actualidad, según fuentes municipales, hay una lista de espera que ronda el centenar de peticiones entre nichos y sepulturas a construir en la zona de ampliación. Algunas de esas solicitudes se cursaron ya hace una década, es decir, en el 2012. Por el camino hubo familias que tuvieron que buscar alternativa para enterramientos de sus seres queridos.
La pretensión de ampliar A Romea no es flor de un día, viene de lejos. Ya en el 2003 se anunciaba desde el gobierno local, para avanzar en el 2005 el inicio de trámites para conseguir los terrenos necesarios, constatándose en el 2006 la falta de espacio en el camposanto. Después surgiría otra controversia paralela con los accesos a acometer por la Diputación y el precio que abonaba a los afectados. Fue precisamente en la inauguración del vial, en abril del 2007, cuando el alcalde, José Crespo, afirmaba su intención de ampliarlo al año siguiente. Sí empezaron trámites en ese 2008 pero se dilataron, con estudios y cambios en el PXOM que se debían aprobar.
En agosto del 2011 se activaba por el Concello la opción de inscribirse en una lista para solicitar tumbas en A Romea, además de anunciarse la desestimación de concesión de nuevas sepulturas por falta de espacio físico antes de que se ampliase el cementerio. Otro punto de inflexión en el dilatado trayecto llegaba en junio del 2012, hace por tanto algo más de una década, al presentarse el expediente de ampliación. Entonces se contaba con 20.265 metros cuadrados de superficie y 4.092 plazas, previéndose un incremento del 80 % de terrenos, otros 16.800 metros, así como espacio para 3.200 enterramientos.
Ese expediente empezó a superar trámites, mientras se constataba en el 2013 que A Romea apenas tenía espacio para noventa nichos y tres sepulturas. Hubo reajustes para cumplir con Carreteras y Patrimonio. Y ya estamos en el 2015 y el inicio del proceso de consecución de los terrenos afectados. Pero hubo cambio de gobierno y en el 2016 se daba un giro por el cuatripartito, con el anuncio de que no se precisaría ampliar, procediéndose a construir noventa nichos y treinta sepulturas en el recinto primigenio.
Pero tampoco sería la decisión definitiva, porque en marzo del 2018 se reculaba por parte del anterior gobierno y se retomaba el proyecto de ampliación para crear 3.100 nichos y contar con un 80 % más de terrenos en A Romea, salvaguardando la masa boscosa en los terrenos a adquirir por el Concello. Ya en el 2019 se aprobaba la urgente ocupación para la expropiación de las fincas afectadas y en el 2020 se levantaban las actas previas. El pasado año se presentaba por el regido lalinense el proyecto para los 15.394 metros cuadrados expropiados y ejecutar un proyecto que incluía crear un parque, con un coste de 200.000 euros.
Esa pretensión saltaba después por los aires. La Diputación convocaba la línea de financiación del plan ReacPon y Lalín optó a ella con la Fraga do Alén para A Romea. Y logró financiación para unas obras ahora en marcha, con 1,8 millones de presupuesto.
Preocupación por el estado del terreno a causa de las obras
Aunque tanto el Concello como la adjudicataria de las obras de ampliación quisieron tranquilizar hace unos días a la población, asegurando que se puede acudir con normalidad al camposanto en fechas tan señaladas, no terminan de convencer a todo el mundo. Muchos vecinos trasladan su preocupación por el estado del terreno, no solo por el efecto del paso de la maquinaria sino también por las abundantes lluvias de estos días. Una visita permite constatar que hay barrizales y agua acumulada en varios puntos, incluso junto a bloques de nichos, dificultado llegar con normalidad. Hay señalización para evitar pasar por zonas más afectadas y ya se puso el nuevo punto de toma de agua. Hay quien se pregunta si no hubiera sido mejor esperar al 2 de noviembre para iniciar los trabajos.