Deza y Tabeirós perdieron quince oficinas bancarias en cinco años

David Cofán Mazás
David cofán A ESTRADA, LALÍN / LA VOZ

LALÍN

Miguel souto

En todos los concellos se produjeron cierres, cuatro en A Estrada y Lalín

06 nov 2022 . Actualizado a las 09:38 h.

La escasez y el recorte de servicios básicos en entornos rurales está poniendo en jaque el desarrollo de estos espacios, resultando engorroso y poco atractivo instalarse, abrir un negocio o simplemente perdurar lejos de las ciudades o cascos urbanos. En Deza y Tabeirós esto está a la orden del día, como por ejemplo con el cierre de colegios como el CEIP de Piloño en Vila de Cruces, o en otro ámbito, el cierre paulatino de oficinas bancarias.

La exclusión bancaria es un problema que afecta al grueso de la comunidad, pero en la zona tiene un impacto considerable. En los últimos cinco años, según la última actualización del registro de entidades supervisadas por el Banco de España, los nueve municipios de las comarcas perdieron un 41,6 % de sus sucursales, pasando de 36 en el 2017 a 21 este año.

Los datos de la Organización de Consumo y Usuarios (OCU) indican que uno de cada diez gallegos domiciliados en municipios con menos de 10.000 habitantes no tienen acceso ni a un cajero ni a una oficina bancaria en su lugar de residencia. Además, un 17 % de los gallegos que viven en entornos despoblados no utilizan la banca electrónica debido a la falta de conocimientos. Ello es común en lugares como Dozón, donde no poseen ninguna oficina, teniendo que desplazarse a Lalín para poder sacar dinero o realizar cualquier gestión presencial con su banco.

En Agolada, Cerdedo-Cotobade, Forcarei, Rodeiro y Vila de Cruces hay actualmente una sucursal por municipio, cuando hace un lustro eran once. Todos tenían al menos dos bancos, con la excepción de Vila de Cruces, que tenía tres. Un panorama poco alentador que podría terminar a no mucho tardar con alguno de ellos sin un banco al que acudir.

Grandes caídas en las urbes

Si la situación es preocupante en los municipios menos poblados, la caída en el número de oficinas bancarias es mayor en las principales poblaciones urbanas, A Estrada y Lalín.

Entre ambos sumaban 19 entidades abiertas hace solo cinco años. En este breve espacio de tiempo se han reducido ha once. Ocho menos, cuatro cierres en cada localidad. En Lalín se pasó de diez a seis, siendo la población con más bancos. Por su parte, en A Estrada se pasó de nueve a cinco.

Por último, destacar el caso de Silleda, que en este lustro consiguió mantener buena parte de sus oficinas, echando el cierre una únicamente. En el municipio trasdezano había seis en el 2017 y en la actualidad se mantienen abiertos cinco. Un hecho curioso, ya que Silleda cuenta con los mismos bancos que A Estrada y uno menos que Lalín pese a tener 12.000 habitantes menos.

Las oficinas móviles como alternativa a la desaparición de las entidades en el rural

Para paliar el cierre de las oficinas bancarias en zonas rurales poco pobladas algunas entidades han puesto en marcha una solución intermedia que permite atender sus necesidades algunos días de la semana. Es el caso de las oficinas móviles de Abanca, autobuses a modo de cajero que dispensan sus servicios en quince puntos de Galicia, uno de ellos en A Estrada.

Es el caso de Codeseda, donde en 2011 se cerró su sucursal bancaria después de varias movilizaciones de los vecinos. La antigua oficina de A Sagrada era la más próxima para 1.300 vecinos, ahora sustituida por un automóvil que acude una vez por semana (los jueves por la tarde), en vez de las dos con las que se contaba en un principio.

En verano, cuando los peregrinos acuden diariamente al lugar, los visitantes se hospedan en las numerosas casas rurales del entorno o la Rapa duplica la población de la zona, esta alternativa se toma un descanso estival y no reanuda su servicio hasta septiembre, obligando a los habitantes de la parroquia y alrededores a tener que ir a A Estrada (10 kilómetros), a Forcarei (12) o a Cerdedo (15) para sacar dinero.

Otro lugar del concello que perdió su oficina bancaria fue la de Souto de Vea, que en su caso no cuenta con alternativas.

La baja densidad de población fundamenta el incremento de la exclusión bancaria

La decisión de recortar el número de oficinas responde a criterios económicos basados en la poca rentabilidad de mantener sucursales en zonas con pocos clientes. Una de las causas, pero a su vez consecuencia de la despoblación en el rural.

El envejecimiento de la población y la falta de oportunidades en el rural lleva a que Deza sea la comarca con la densidad de población más baja de la provincia, con 41,4 habitantes por kilómetro cuadrado. Tabeirós-Terra de Montes es la tercera, con 52,6. Zonas como Agolada, con 18 habitantes/km2, o Rodeiro, 20,4, han visto reducido drásticamente el número de servicios de los que disponer. Por ejemplo, esto junto a la cercanía con Lalín, explican que en Dozón no haya ninguna entidad bancaria física.