Debido a las últimas noticias publicadas en diversos medios de comunicación, como miembros de la directiva de la Asociación Carabelo, y conocedoras de primera mano de los hechos, nos vemos en la obligación de aclarar las situaciones que se vienen viviendo en nuestro pueblo hace varios meses, ya que hablamos de sucesos muy graves que repercuten en nuestra sociedad. Antes de nada para aquellos que no nos conocen, decir que somos una asociación con sede en Lalín, trabajando desde hace 13 años con familias vulnerables, focalizada especialmente en apoyo a la infancia y la juventud.
Hemos trabajado con personas de diferentes países, Venezuela, Cuba, España, Perú, Marruecos, Pakistán, República Dominicana, Argelia, Senegal, Ucrania y Paraguay, apoyados por voluntariado multicultural. Siempre integrando sus diferentes procedencias (y las de sus madres/padres), sus culturas y creencias, fomentando un ambiente de convivencia y de aprendizaje entre alumnos, voluntarios y familias. Siempre trabajando a favor de los derechos humanos, intentando paliar la desigualdad y apostando por la educación como herramienta integradora.
No hablar de lo políticamente incorrecto no puede servir para esconder los problemas; para poder solucionarlos hay que informarse debidamente, debatirlos y llegar entre todos a un consenso constructivo. En lo que no habría debate es en los derechos humanos universales. En concreto el derecho fundamental contra la trata de personas. Ser inmigrante por supuesto que no es un delito, el delito es aprovecharse de dichos inmigrantes en situación vulnerable y hacer un negocio de ello. Muchas veces estas personas llegan a Lalín y viven en condiciones infrahumanas, hacinados en bajos, sin agua corriente, sin luz natural, sin baño, ni asistencia que cubra sus necesidades básicas. Esto no es integración, esto es trata de personas.
Toda esta situación además de afectar a la población en sus espacios de convivencia, afecta a las niñas y jóvenes inmigrantes, muchas de ellas nacidas en Lalín, que están siendo perseguidas, vigiladas y limitadas en sus derechos. Nosotras mismas, desde la asociación, hemos pasado situaciones de miedo e indefensión por defender los derechos de una menor.
La noticia publicada esta semana sobre la conversión al Islam de un menor vulnerable, hijo de un miembro de Carabelo, es otra consecuencia de querer evitar tocar temas políticamente incorrectos. Los hechos anteriormente expuestos, no tienen nada que ver con las religiones, la cultura o las costumbres de cada país, creemos que estas situaciones son inadmisibles para una buena convivencia. Todos somos conocedores de las graves consecuencias de dejar crecer estas mafias, entendiéndose por mafias ciertos individuos y no todo un colectivo, que aunque siempre vemos como algo muy lejano, está sucediendo en nuestro pueblo. Lamentablemente esto es una realidad aunque tratar este tema cree alarma social.
Queremos recalcar que nuestra labor seguirá siendo la misma, el apoyo a las familias más vulnerables, sea cual sea su procedencia, su religión o su cultura, siempre en favor de una integración y buena convivencia que repercuta en toda la sociedad.