Fundador de Avícola Tratante, el obispo de Lugo oficia su funeral en la iglesia lalinense de As Dores esta tarde
02 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Sacerdote y empresario, José Raúl Vázquez Diéguez (Cartelos-Carballedo, 1935) falleció en Lalín a los 90 años. El fundador de Avícola Tratante siempre defendió la manera en la que se complementaban sus dos vocaciones. La de hombre de iglesia le abrió los corazones de sus feligreses y la de emprendedor de éxito le permitió ayudar mucho más. Con ambas se ganó el respeto y el cariño de los vecinos y de innumerables generaciones de fieles que le dedicaron numerosos homenajes y alguna estatua en sus parroquias. Prueba de ese cariño mutuo, con motivo de sus bodas de oro sacerdotales reunió a más de 800 personas. Hace unos años trasladaba un deseo: el de haber querido crear «una cooperativa que fuese bien llevada o una empresa social en la que los trabajadores participasen en todo».
En el año 1945 ingresó en el Seminario de Lugo. Y entonces empezó a germinar también su otra vocación como representante de una empresa catalana que hacía sotanas. De allí salió, contaba, con una máquina de escribir y un sinfín de amigos. Su primer destino como párroco fue San Xoán de Padornelo, en O Cebreiro. Tenía 22 años y su llegada a la aldea fue una revolución. Apasionado por el deporte, especialmente por el fútbol que practicó siempre, juntaba a 300 o 400 jóvenes los domingos para jugar. Tres años después, se trasladó a Lalín. En la capital dezana presidió el equipo de fútbol cuando estaba en Segunda B.
En 1969 fundó Avícola Tratante en O Sisto (Dozón) como productora y comercializadora de huevos. En los años 70 creó naves de puesta y en los 80, la firma daba el saltó a las ventas en grandes áreas comerciales. Una labor de esfuerzo y dedicación que le valió en el 2011 un reconocimiento que le tributó el sector.
La empresa, de la que siguió pendiente a diario mucho después de su jubilación, continuó de la mano de su sobrino Alejandro Campos. Sus negocios le permitieron ayudar a muchas personas y también arreglar todas las iglesias que tenía a su cargo y que no eran pocas. Se encargó de que dispusieran de buenos accesos, de aparcamientos y peleó por la restauración y salvaguarda del mejor conjunto de pintura renacentista en Galicia en la iglesia de O Sisto, encargando un estudio.
Hermano de Ana Vázquez Diéguez, fundadora junto con su marido, José Moure, de Adegas Moure en la Ribeira Sacra, fue socio accionista desde sus inicios de la bodega de la que luego surgiría Abadía da Cova, y de la destilería que abrió la familia Moure en Escairón, en O Saviñao. En el 2007 fue galardonado con el premio Lucense del Año por un destacada labor social y empresarial y en 1993 fue uno de los fundadores de la AED.
Una larga vida de servicio
Alto y atlético, de carácter jovial y alegre y un gran corazón, hacía gala de un gran sentido del humor. Su empatía era contagiosa y tenía un don de gentes natural que le granjeaba enseguida la simpatía de quienes lo conocían. Nació en una familia de ocho hermanos y fue ordenado sacerdote en marzo de 1958. En agosto de ese año fue nombrado ecónomo de San Xoán de Padornelo y encargado de San Estevo de Liñares, en Pedrafita do Cebreiro. En 1961 se trasladó asumiendo las parroquias de San Xoán de O Sisto en Dozón y Santa María de Álceme, en Rodeiro y en 1968 sumó el cargo de ecónomo de Maceira, en Lalín. En noviembre de 1999 volvió a ser administrador parroquial de O Sisto y desde el 2001 formó parte del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos siendo capellán en la residencia lalinense de As Dores entre los años 2018 y 2024. Contaba que no se sintió mayor hasta los 84 años. Fueron más de seis décadas de entrega y servicio a los demás ejerciendo el sacerdocio con devoción.
Rodeado por su familia, su cuerpo está siendo velado en la funeraria Taboada de la avenida Buenos Aires de Lalín. Desde allí partirá hoy jueves la comitiva fúnebre a las 17.45 horas hacia la iglesia parroquial de As Dores donde, a las 18.00 horas, se oficiará su funeral presidido por el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco. A continuación tendrá lugar su inhumación en el cementerio nuevo de Lalín. Hace unos años echando la vista atrás afirmaba: «He sido muy feliz con mi familia y con la gente, me sentí muy querido por todos». ¡Hasta siempre, don José!.