«Estiven ata as tres da mañá para que funcionasen xeneradores en granxas»

Javier Benito
Javier benito LALÍN / LA VOZ

SILLEDA

Alberto Taboada, de Agroservicio Silleda, con los generadores
Alberto Taboada, de Agroservicio Silleda, con los generadores Miguel Souto

Alberto Taboada agotó equipos en su establecimiento de Silleda

30 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Las ferreterías y negocios que comercializan generadores de electricidad se convirtieron en lugar de peregrinación para particulares y empresas en busca de ese equipamiento, en muchos casos a modo de supervivencia, para mantener en funcionamiento máquinas de suministro de oxígeno. Entre los lugares más visitados este lunes estuvo Agroservicios Alberto en Silleda. Un pequeño generador le permitió mantener abierto su establecimiento, además de volcarse con la puesta en funcionamiento del resto de generadores que vendió y otros de quienes, ya con ese material en su poder, planteaban dudas sobre cómo activarlos.

«Estiven ata as tres da mañá para que funcionasen xeneradores en granxas e tamén nalgún caso para particulares», explicaba ayer Alberto Taboada, dueño del negocio silledense. Apuntaba que si hay explotaciones ganaderas que cuentan con esta maquinaria pero deberían ser más. Reconocía que si hubiese tenido muchos más equipos los hubiera vendido, pero solo contaba en almacén con ocho equipos. Eso sí, ya tenía lista de personas que quieren hacerse con esta maquinaria. Incidía en que incluso explotaciones ganaderas de grandes dimensiones no están preparadas adecuadamente para afrontar estas situaciones, aunque se tratase de una tan excepcional y no los microcortes que suelen producirse con más asiduidad en el rural.

Entre los equipos que vendió y aquellos que puso en marcha fueron alrededor de veinticinco; de ellos, quince para ganaderías y una decena para particulares, en especial para lograr que los congeladores siguiesen funcionando y evitar que los muchos alimentos conservados en su interior acabasen estropeados. Hubo entre esos casos dos generadores vendidos a sendas familias, que instaló en la tarde del lunes, para poder mantener en funcionando máquinas de oxígeno y respiradores.

Alberto Taboada se dedicó a colocar equipos recién adquiridos pero también a conectar otros, para preparar la instalación de forma segura y evitar que se pudiesen quemar. Destacó la solidaridad entre familiares o vecinos para compartir generadores, logrando que fuesen más los que evitasen la pérdida de comida en sus congeladores o pudieran ordeñar sus vacas. Espera ahora un bum de compras «porque a xente o pasou mal, van a mercar porque en moitas casas hailos porque conservan a matanza e moitas outras cousas».

Su negocio fue de los pocos operativos en Silleda todo el lunes, convirtiéndose en la envida de otros comerciantes y empresarios de Silleda que tuvieron que bajar la persiana. Logró mantener activos los ordenadores e iluminación parcial. Así pudo mantener el servicio a sus clientes y a la vez recibir encargos para activar generadores por doquier.

Una ola solidaria entre los ganaderos para solucionar el ordeño de las vacas

A muchos ganaderos, en especial los de pequeñas explotaciones, les pilló sin este tipo de equipamiento el caos eléctrico. Tocaba entonces apelar a la solidaridad, que volvió a demostrarse. Los generadores a gasóil conectados al tractor comenzaban a funcionar a destajo, primero en la casa del dueño, después en el de la familia más próxima, después en la del vecino,... Todo para conseguir que las vacas quedasen ordeñadas, aunque fuese con cierto retraso sobre los horarios habituales, y para mantener los tanques de frío y congeladores en las mejores condiciones. Entre los ganaderos consultados lograron superar el grave problema que se generó por tantas horas sin suministro eléctrico.

En Rodeiro, donde los ganaderos están acostumbrados a los cortes de luz, el alcalde y ganadero, José Luis Camiñas, comentaba que la mayoría de las granjas de vacuno y la práctica totalidad de las aves, entre otras, cuentan con generadores. Eso no quita, que los procesos, se vieran afectados y sufrieran retrasos. «Agora é imposible ordeñar á man», apunta. En su caso tuvo que pedir asistencia técnica para el robot de ordeño, lo que supuso unas cuatro horas de retraso que se fueron acumulando acabando la jornada de madrugada.