«La extensa comunidad latina agradece tener sabores de su país»

Amelia Ferreiroa LALÍN / LA VOZ

SILLEDA

Adrián Freiría

Abrió tienda en junio apostando por nuevos horizontes laborales y para poder conciliar

22 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Elena Ramona Banica nació en Rumanía, pero después de casi veinte años residiendo en Silleda y con nacionalidad española, se considera una gallega más que acaba de dar recientemente un paso más en su plena integración en el país con la puesta en marcha de un negocio propio: A tenda da avoa, con guiño especial a las abuelas, su gran debilidad, a la lengua gallega que entiende a la perfección y a productos foráneos. Una historia de vida en un momento en el que los migrantes no siempre son bien aceptados por toda la sociedad.

—¿Toda su familia reside actualmente en España?

—Prácticamente toda. Mis padres fueron los primeros en venirse a trabajar aquí. Mis hermanos también están en España, y solamente nos quedan tíos y primos en Rumanía. Yo desde que llegué, de eso hace 19 años, siempre estuve trabajando. Me integré estupendamente en el pueblo, con los vecinos... Me encanta cocinar y siempre me dediqué a ello a pesar de que no estudié cocina.

—¿Cómo surge la idea de abrir una tienda propia?

—Fue un poco por el empuje de mi hermana, pero también por el hecho de que quería tener algo propio después de muchos años como asalariada. Mi hermana, que trabaja con fruta, me animó a abrir la tienda. Encontramos este local, que tenía un alquiler razonable, pero estaba cerrado y tuvimos que partir de cero. Antiguamente albergó una tienda de ropa, fue también un supermercado pero cuando lo cogimos estaba cerrado y fue necesario darle una buena puesta a punto. La tienda fue concebida como frutería, y en la que vendo también verduras, conservas, pastas, vinos y también productos latinos y rumanos.

—¿Por qué especializarse de alguna forma en este tipo de productos?

—Primero por el hecho de que en Silleda no había un establecimiento de este tipo, y teniendo en cuenta que había demanda de productos latinos y que la gente se estaba desplazando, pensé que era necesario tenerlos a la venta.

—¿Cuáles eran los lugares escogidos para comprar?

—Conocidas venezolanas me decían que iban a comprar a Lalín, A Estrada o Santiago productos típicos de su país que aquí no encontraban y opté por ponerlos a su disposición. Pienso que fue un acierto. La extensa comunidad latina que hay agradece muchísimo tener sabores de su país de origen. Son los sabores de la infancia que nunca se olvidan.

—¿Pasa lo mismo con los productos rumanos?

—Si, pero la realidad es que quedan cada vez menos rumanos. Muchos se marcharon en los últimos tiempos... No sé si detrás de su partida estaba la falta de adaptación al país, si no encontraron trabajo o si optaron por marcharse a otros países... Lo que se observa es que en Silleda, y en la zonas limítrofes, hay una comunidad latina en ascenso pero no sucede lo mismo con la rumana. De todas formas eso no significa que no tenga productos del país.

—¿Qué buscan fundamentalmente los latinoamericanos?

—Queso, paté, plátano macho de cocinar, un dulce que le llaman «El pirulín», que se asemeja a los barquillos pero cuyo sabor es diferente. Esos son productos que normalmente tengo en tienda, y después están aquellos que los propios clientes piden y que intento proporcionarles.

—¿Algún encargo poco habitual?

—Me pidieron anís cartujo, que es muy típico en Venezuela, y ahora para las Navidades me están solicitando algunos productos muy típicos de esas fechas. Luego en la estantería de Rumanía hay carnes ahumadas, harina de maíz para hacer la polenta, galletas, refrescos... Algunas personas llevaban años sin comerlos.

Ubicación. La tienda está situada en la Rúa Progreso, en Silleda.

Las abuelas. Son su debilidad por el cuidado que le prestan a los niños, además de haber trabajado con pequeños. Su mejor amiga es una joven abuela, y todo ello empujó el nombre de la tienda.

«Emprender no es fácil por los impuestos y desde el punto de vista administrativo»

La migración hizo aflorar la necesidad de dar respuesta a la demanda de los diferentes colectivos, también en el ámbito de la alimentación propia de cada país de origen, y las tiendas especializadas ya están presentes en muchas localidades. «Antes no había ninguna y los recuerdos de la infancia, junto con los sabores no se olvidan nunca, de ahí la importancia de que existan tiendas de estas características», comenta Elena que gracias a un par de proveedores puede dar respuesta a la demanda de su vasta clientela. «Tengo clientes que vienen desde Lalín, A Estrada, Bandeira y de Silleda a hacerse con aquellos productos que están buscando, y si no los hay -como sucedió con la yuca que durante dos meses fue imposible encontrarla en el mercado-, procuramos conseguírselos lo antes posible».

La tienda, puesta en marcha en el pasado mes de junio, funciona a buen ritmo; afirma Elena, que no esconde las dificultades que entraña el día a día de cualquier negocio. «No hay muchos locales disponibles para alquilar, los precios son altísimos como sucede con la vivienda, por lo que emprender no siempre es fácil y eso que yo estoy curtida en mil batallas al llevar trabajado mucho en todos estos años. Desde el punto de vista administrativo te lo ponen bien complicado, los impuestos son altos y no se facilita mucho el emprendimiento desgraciadamente», sentencia.

A pesar de todo ello Elena es una mujer luchadora que no descarta ir algún día de vacaciones a su tierra natal, para visitar a la parte familiar que allí reside, pero muy consciente de que su vida está ahora centrada en Silleda. «Aquí llevo casi veinte años. Me recibieron con los brazos abiertos, tengo una buena clientela y estoy luchando para sacar adelante este negocio con la mayor dignidad posible», afirma.