El conselleiro de Industria, Javier Guerra, se subió ayer a la tribuna del Parlamento para defender con tono vehemente y encendido el concurso eólico promovido por el Ejecutivo de Feijoo tras anular el reparto que había hecho el anterior Gobierno. Guerra advirtió que la operación promovida por la Administración del PP es «imparable», pese a la sentencia del Tribunal Superior de Xustiza que validaba el reparto del bipartito.
El responsable de Industria puso de relieve que con esta sentencia «nada cambiou», pues el anterior concurso ya había sido anulado. De igual modo, sacó pecho para puntualizar que el proceso de adjudicación de los 2.325 megavatios está asentado sobre «piares moi sólidos», como en su opinión es una ley que no dudó en calificar de «pionera», así como una comisión de seguimiento
El tono del debate le valió al viceportavoz del PSdeG, José Luis Méndez Romeu, para acusar a Guerra de exhibir «un superego moi desenvolvido», por haberse autoadjudicado «ao menos corenta veces o éxito propio». Más duro se mostró el portavoz de industria del BNG, Henrique Viéitez, quien acusó a Guerra de entregar el negocio del viento «aos que sempre mandaron neste país e aos seus amigos», tras lo cual pidió al conselleiro que, «por dignidade», lo que tendría que hacer es presentar su dimisión.