La banca empuja a Sacyr en Repsol

e. dobaño REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Del Rivero debe hacer frente a vencimientos de deuda por 4.000 millones

04 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los contendientes en la batalla por el control de Repsol -la petrolera española privatizada en 1997- comenzaron a mostrar sus cartas esta semana. El lunes Sacyr comunicó a la CNMV que había logrado un pacto con la mexicana Pemex que les permitirá controlar conjuntamente el 29,51 % del capital y convertirse así en el núcleo duro de la petrolera española. El martes, Luis del Rivero, presidente de Sacyr, visitó al Ministro de Industria, Miguel Sebastián, para informarle de los detalles del acuerdo. Lo acompañaron un representante de la petrolera estatal mexicana y el embajador de aquel país en España, Jorge Zermeño. El departamento de Sebastián dijo que los nuevos socios habían garantizado mantener la «españolidad» de la compañía. Ese mismo día, La Caixa, el otro accionista de referencia en Repsol y principal apoyo del actual presidente de la compañía, Antonio Brufau -enfrentado a Del Rivero-, evitaba valorar la operación. Al día siguiente, Cristóbal Montoro, portavoz económico del PP, criticaba que el Gobierno diera su visto bueno al acuerdo en vísperas de las elecciones del 20-N.

La deuda de Sacyr

A la espera de acontecimientos desvelen una estrategia de mayor calado, parece que Sacyr ha maniobrado empujado por sus acreedores para hacerse con el control de Repsol y garantizarse su crédito. Encabezados por el Santander, Caja Madrid, Credit Agricole y Citi prestaron al grupo de Luis Del Rivero 5.175 millones en el 2006 para que adquiriera Repsol. Ahora apremian a la constructora para que cumpla con los vencimientos de una deuda que todavía supera los 4.900 millones. Sacyr entró en la petrolera a finales del 2006 cuando las constructoras «diversificaban» hacia el sector energético (Acciona llegaba a Endesa, y ACS, que ya estaba en Unión Fenosa, a Iberdrola).

Antecedentes

Pero además de los apuros de Sacyr para hacer frente a los pagos, están las guerras que Del Rivero había librado antes, en las que quedó de manifiesto la imbricación de política y negocios en España. En los años del bum del ladrillo la obsesión de Del Rivero era la de ampliar el negocio hacia otros sectores. También hacia la banca. Aquí tocó hueso. Su intento de alcanzar un puesto en el consejo de administración del BBVA -pese a la oposición de Francisco González, de Jaime Caruana (gobernador del Banco de España) y del PP- se frustró en febrero del 2005. Pese a ello, Sacyr obtuvo unas plusvalías de 150 millones. Detrás de aquella fallida operación muchos vieron la figura de Miguel Sebastián, que había salido del banco y trabajaba ya como asesor de Zapatero. Había otras guerras. En agosto, Gas Natural, controlada por La Caixa -futuro socio de Sacyr en Repsol-, lanzó una opa por Endesa. El PP pidió al ministro José Montilla, que se inhibiera por la deuda que el PSC mantenía con La Caixa (14 millones de euros). Endesa terminó en manos italianas.

El crac del ladrillo

Tras los patinazos con Iberdrola, primero, y Endesa, después, Gas Natural acabaría tomando Unión Fenosa. Y Del Rivero, a través de Repsol, entraba también en el negocio eléctrico. Las relaciones del constructor con el poder -en Madrid y en Cataluña- se estrecharon hasta que el crac del ladrillo trajo la crisis y la diversificación dejó paso al repliegue. Sacyr tuvo que vender Itínere a finales del 2008 y empezar a renegociar su deuda. Acto seguido flirteó con la petrolera rusa Lukoil para deshacerse de su parte en Repsol, pero La Caixa frenó la operación.

Enfrentamiento

Del Rivero trató entonces de salvar la delicada situación de Sacyr forzando el reparto de dividendos en Repsol, que tampoco atravesaba una situación muy boyante. Se topó con la negativa de Antonio Brufau. Y empezó otra guerra. Algunos medios informaron incluso de una petición del constructor al ya ministro Sebastián para que mediase en la salida de Brufau. El presidente de Repsol salvó la cabeza en un consejo extraordinario en enero del 2010, pero accedió al reparto de dividendos que pedía Del Rivero. Una subida del 23,5%, igualando su dividendo más alto, el del 2008.

Otra alza pondría en peligro la política de inversiones de la petrolera.

La reacción de Brufau

Esta semana, tras hacerse pública la comunicación a la CNVM del pacto entre Sacyr y Pemex, volvió a hablarse de la salida de Brufau, y el silencio de La Caixa no lo deja en buena posición.

Los nuevos socios dominantes advirtieron que su acuerdo conllevará «mejoras en el gobierno corporativo [de Repsol] para aprovechar oportunidades en el mercado». Solicitarán el peso en la gestión del grupo que corresponde a su participación. Brufau reaccionó buscando fallas legales en el acuerdo. Recurrió a la Comisión Nacional de la Energía, que no estudiará el pacto porque considera que no requiere autorización. Queda por ver si intentará encontrar un nuevo socio para Repsol como contrapeso a Sacyr y Pemex, si La Caixa le mantendrá su respaldo o si intentará un acercamiento a Del Rivero.

El calendario

Sacyr tiene prisa. Del Rivero sabe que después de las elecciones del 20-N, si como apuntan las encuestas, el PP llega de nuevo al Gobierno, cualquiera de sus movimientos encontrará más obstáculos.

La joya de La Caixa

A La Caixa le preocupa lo que los socios dominantes en Repsol puedan haber pactado. En especial, el futuro de Gas Natural, de la que la caja controla un 37 % y la petrolera un 31 %. El acuerdo parasocial que mantienen La Caixa y Repsol para el gobierno de la gasista contempla que entre ambos mantengan más del 50 % de las acciones y que la participación de cada uno nunca baje del 15 %.

Los intereses de Pemex

Si parece poco probable que Del Rivero emprenda la venta de la participación de Repsol en Gas Natural -se considera que sería beneficioso para la petrolera-, otra cosa es lo que pretenda Pemex. Juan José Suárez, director del socio mexicano, anunció que emitirá títulos de deuda para financiar parte de la compra de un 4,6 % adicional de acciones de Repsol (la anunció el viernes), alcanzando así el 9,5 %. En el punto de mira de Pemex estarían los activos de Repsol en Latinoamérica.