La dimisión de Stark provoca fuertes caídas en las bolsas europeas y saca a la luz discrepancias en el BCE sobre la gestión de la crisis.
09 sep 2011 . Actualizado a las 19:53 h.El economista jefe del BCE, Jurgen Stark, renunció el viernes a su cargo, revelando profundas discrepancias en el seno de la institución sobre la gestión de la crisis en la zona euro y en particular sobre la compra de bonos de países agobiados por sus deudas.
Stark, de 63 años, había expresado en las últimas semanas en varias ocasiones su oposición al programa de compra de obligaciones impulsado por el Banco Central Europeo (BCE) para aliviar la situación de los países más frágiles de la zona euro.
La institución, que había adoptado a regañadientes en mayo de 2010 este programa para acudir en ayuda de Grecia, lo había suspendido en el curso de este año, antes de reanudar las compras en agosto debido al agravamiento de la crisis de la deuda, que amenazaba a Italia a España.
Según varios medios de prensa, el alto responsable habría votado entonces contra la reanudación de esas compras.
Stark, de nacionalidad alemana, ocupaba el cargo desde el 1º de junio de 2006. Son mandato terminaba el 31 de mayo de 2014. Según la prensa, podría ser reemplazado por el secretario de Estado de Finanzas alemán, Jorg Asmussen.
La partida de Stark, un ardiente partidario de la ortodoxia monetaria en la zona, «refleja incertidumbre» en la cúpula del BCE, en momentos en que las preocupaciones por el problema griego son cada vez mayores, opinó Lothar Hessler, analista de mercados de capitales en HSBC Trinkaus, interrogado por la AFP.
Los rumores de su dimisión -luego confirmada por el BCE por «razones personales»- tuvieron un efecto inmediato en las bolsas europeas, que cerraron con fuertes caídas: Frñáncfort perdió un 4%, París 3,60%, Londres 2,35%, Madrid 4,44% y Milán 4,93%.
En febrero pasado, otro alemán, el ex presidente de la Bundesbank Axel Weber también dio un portazo al BCE, igualmente debido a su oposición al programa de compra de obligaciones.
En efecto, la parte alemana nunca aceptó este programa, por considerar que amenaza la independencia y las finanzas del BCE.
Para Holger Schmieding, del Berenberg Bank, «la segunda dimisión de una alemán en el BCE en seis meses alimentará la sospecha injustificada por parte de los mercados de que Alemania podría abandonar finalmente la unión monetaria. Ello acentuará probablemente las tensiones en los mercados».
La salida de Stark se produce en un mal momento para la Eurozxona, enfrentada a un estancado crecimiento y a una persistente crisis de la deuda.
Las especulaciones sobre una quiebra de Grecia vuelven a cobrar fuerza, y muchos aluden incluso a una posible salida de los griegos de la zona euro, lo que colocaría a la región en un territorio desconocido.
En cambio, la dimisión del ahora ex jefe economista del BCE no debe modificar la política monetaria del instituto emisor, según Schmieding.
El jueves, el BCE mantuvo sin cambios su tasa rectora a 1,5%, renunciando ante la crisis a una serie de alzas que había programado desde principios de año.