«Más empleos y menos recortes», clamaron cerca de 20.000 personas que salieron ayer a las calles de Breslavia, Polonia, una tranquila ciudad polaca, al final de una intensa reunión de ministros de Economía europeos en busca de una salida a la crisis de la deuda. A la cabeza de la manifestación figuraba el secretario general de CC.?OO., Ignacio Fernández Toxo, actual presidente de la Confederación Europea de Sindicatos (CES).
Toxo opinó que es preciso resolver de forma inaplazable el segundo rescate griego y enviar un mensaje urgente a los mercados para dejar claro que Europa está dispuesta a sostener la moneda única, algo necesario para enfrentar ataques especulativos. El sindicalista español consideró una pésima noticia la falta de consenso entre los líderes europeos para avanzar en el rescate heleno. «No son conscientes de la gravedad de la situación, a pesar de que son personas que deben conocer mejor que los sindicatos el riesgo que supone ese retraso», dijo.
Otros manifestantes se movilizaron por sus problemas concretos. «Hay poco trabajo. Los sueldos son muy bajos. Sufrimos recortes en las ayudas sociales», resumió Sebastian Ostaszewski, de 19 años. «Es un problema en toda Europa (...) Y nuestros políticos deben hacer algo».
En medio de un ruido ensordecedor de sirenas y bocinas, los trabajadores formaron un largo cortejo desde el Estadio Olímpico de la ciudad hasta el centro de conferencias donde se realizó la reunión de ministros.
La crisis europea provocó también movilizaciones en otras partes de Europa. Cientos de «indignados» se manifestaron en París en contra del sistema capitalista y a favor de una revolución pacifista. «Somos un movimiento pacífico, ciudadano, que tiene ganas de que las cosas cambien. Nos dirigimos al pueblo y le pedimos que se despierte», explicó Pierre-Yves, de 29 años, uno de los organizadores de la protesta. En Madrid, más de un centenar de personas, convocadas por el 15-M, se concentran en las inmediaciones de la Bolsa de Madrid para protestar por lo que denominan «golpe de Estado» de los mercados financieros, sumándose así a la iniciativa Occupy Wall Street, una acampada protesta en el corazón del capitalismo.